viernes, 22 de diciembre de 2017

La mente pura es morada de libertad

por Consuelo Martín
Libertad
La purificación de la mente, de la que también se ha hablado en nuestra tradición, no consiste simplemente en abandonar unas ideas profanas y asumir otras religiosas. Juan de la Cruz decía que se llegaba a Dios por la nada. La mente pura está vacía —como dicen los budistas, es vacío—; en eso consiste la purificación, no en prescindir de las ideas que son contrarias a la ideología que practico y mantener las que me son favorables. Actualmente, el conjunto de ideas condicionantes de la época podría considerarse la religión imperante. Cuando estamos hablando de la libertad no existen diferenciaciones. Hablamos de la libertad frente a cualquier grupo o ideología, sea ésta una religión organizada o sean las doctrinas modernas que están organizadas o desorganizadas de otra manera. El restringirse en el molde de una religión es nefasto; y el querer abarcar muchas cosas en estado caótico, también. Ahí donde no hay libertad, no aparece el verdadero orden, al que aludía Krishnamurti, la armonía que anhelamos.
Cuando la acción tiene su origen en la inspiración y pasa por una mente libre de prejuicios no se encuentra con las obstrucciones del pensamiento, no se entretiene en ellas; se expresa espontánea, deja libre a los demás y deja libre a quien actúa. No está exigiendo nada hacia fuera, ni tampoco hacia dentro. Ahí no hay recuerdo del pasado, no hay compulsión de lo que hay que hacer o no. Solo el acto de compararse con otras personas ya ensucia y deteriora la mente, la impurifica.
La mente tiene que estar absolutamente libre de todo prejuicio, idea, comparación o duda. Y cuando la mente está así, queda libre de emociones, porque las emociones se crean justamente a la sombra de la Verdad, en la confusión del pensamiento. A partir de las creencias imaginarias que tengo, son mis emociones. Es inevitable y funciona automáticamente: a tal creencia corresponde tal emoción. Si veo la raíz del error, desaparece la creencia y con ella se disuelve esa emoción.
Liberarse de las creencias es la verdadera purificación de la mente. Y cuando se hace surge el vacío mental a través del cual la Luz puede atravesar. En el momento en que la Luz pasa no hay nada más que hacer, el ser humano ya no tiene más conflicto de intereses; de hecho nunca tiene nada por lo que preocuparse; al encender su luz interna, la acción surgirá iluminada. La conducta es una interrelación, una acción compartida. La vida va empujándonos hacia un lado u otro, y cada cual va moviéndose según su comprensión.
El ser humano no es una entidad que elige ser responsable de las situaciones que se van sucediendo. La responsabilidad es otra cosa. Cuando ya no se toma en cuenta la mente pensante se empieza a ser responsable no solo de ciertos actos, no solo de lo cercano o de quienes nos rodean, sino de toda la humanidad, de la naturaleza, del cosmos. Pero esa responsabilidad no es compulsiva, no acaba siendo una exigencia que nos angustia, sino que es un estar interpenetrado, es un compartir constante, un dar gracias a todos por todo: las plantas, el sol, la naturaleza... Si viviéramos así no habría que crear teorías ni promulgar leyes para defender a los animales o a los árboles; pero esa libertad no es posible mientras internamente no vivamos en ese lugar donde se siente que no hay separación.
Todos los seres estamos respirando el mismo aire, compartiendo la misma atmósfera; por un lado la contaminamos y por otro lado estamos respirándola, lo que supone sufrir enfermedades. Seguimos contaminando el ambiente con ondas electromagnéticas emitidas por sofisticados aparatos tecnológicos, y luego tratamos de resolver los problemas analizando el cerebro para ver qué sucede. ¿No sería mejor dejar en estado natural ese cerebro? Parece que no podemos, porque el lugar donde nos encontrarnos en la conciencia es un lugar equivocado. Y todo lo que brota de ahí es contradictorio: aunque en esta época, efectivamente, estamos deseosos de curarnos, al mismo tiempo estamos haciendo todo lo que nos enferma. ¿Qué locura es ésta? Falta descubrir ese lugar desde donde podemos abrazar toda la manifestación divina, todas las personas, todos los seres vivos, todos los minerales, los seres que llamamos no vivos, pero que son también vivos de otra manera, toda la conciencia creadora de universos.
Todo es Conciencia; y solo desde la identificación con Ella podrá surgir el respeto a los demás seres humanos, a los niños que no se pueden defender, a los ancianos que tienen algún deterioro en su organismo, a las personas que no piensan como yo; respeto a quienes no son mi familia, a quienes viven en países remotos, a toda la humanidad, a la naturaleza, a los animales, a los árboles; respeto a todo. Desde una visión lúcida, esta actitud respetuosa brotaría espontáneamente, pero ahora, incluso con buena voluntad, tratando de resolver algunos de los problemas relevantes que se van originando, se van creando conflictos. Aun cuando haya buena voluntad de analizar y pensar qué vamos a hacer, nos encontramos que para respetar unos ámbitos no se están respetando otros porque el análisis mental no llega a la verdad totalizadora y seguimos resolviendo unas cosas en detrimento de otras.
Seamos lúcidos, profundicemos, purifiquemos nuestra mente, pongámonos a contemplar, lo que no consiste en quedarnos inmóviles durante horas, pensando. Lo podemos hacer siempre que notemos la demanda interior, aunque cuando estemos en soledad, en la naturaleza o con personas en contemplación será más favorable.
Poco a poco nuestra mente se irá tornando contemplativa en todo momento; no se tratará de ejercitar una disciplina, no consiste en desarrollar algo a base de repetir determinados actos; tal proceso sería mecánico, y la libertad a la que aspiramos, pura lucidez, no puede serlo. La lucidez no llega como consecuencia de la repetición de unos actos, sobreviene por inspiración, es sagrada, como decían los antiguos. La palabra sagrada deja al pensamiento sin saber qué hacer. ¿Qué quiere decir que algo es sagrado? Que la mente pensante no sabe cómo abordarlo, que no lo puede controlar, que no lo comprende. Eso es lo que significa sagrado.
Desde el lugar sagrado de la conciencia, donde no existe esa ilusión de separatividad, todo es sagrado porque todo es expresión de Aquello. Y al sentir su Presencia ya no tengo deseos. únicamente siento avidez cuando me creo que una cosa es buena para mí y la otra es mala, que con esto voy a ser feliz y con lo otro no. Si ya vivo en ese lugar sagrado donde la plenitud y la libertad son mi naturaleza, no tengo que hacer algo para conseguir ser libre o para ser feliz. Si ya descubro ese lugar sagrado, donde no hay separación, no tengo que tratar de mejorar las relaciones. Esta es la Verdad; nos parece demasiado grande comparada con las ideas adaptadas a la talla de la mentalidad pensante de esta época, que encontramos en los medios informativos.
Muchas veces señalamos que no hay que adaptarse a las personas; verdades como esta de la filosofía perenne, tan abstractas, casi no las entiende nadie porque habitualmente se busca otra cosa. Pero no importa lo que las personas quieran o dejen de querer, porque en realidad no hay personas; lo único que hay es Conciencia, y esa Conciencia sagrada en el tiempo se manifiesta en múltiples formas humanas que aparecen y desaparecen. Solo aquella Conciencia permanecerá, y esto es lo Real en nosotros corno seres humanos.
De ahí que vayan deshaciéndose una cantidad de compromisos, exigencias, preocupaciones de quedar bien o de qué pensarán los demás. Todo eso cae rápido ante la contemplación de la Verdad; pero inmediatamente surge el miedo: si los demás no piensan bien de mí, no voy a encontrar un trabajo adecuado; si no me quieren, me van a dejar solo; cosas así. Cuando aparece el miedo, lo tengo que mirar a la cara, tranquilamente: ¿qué haré si pierdo mi empleo, si no tengo dinero, si no me quieren? En seguida, el pensar me lanza al futuro imaginado.
Miro el miedo, y ¿qué me encuentro? Está fundamentado en una creencia falsa: la suposición de que soy un ser separado de la totalidad, alguien menesteroso, ajeno a la Inteligencia. Puede ser que este cuerpo necesite alimento y otros cuidados; pero como señalaba Jesús: mira los lirios del campo, tienen todo lo que necesitan, el sol, el aire; no se preocupan por vestirse tanto como nos preocupamos los seres humanos, y sin embargo están expresando la belleza de manera auténtica.
La confianza en la Vida inteligente consiste en darse cuenta de que no estamos desgajados de la unidad, que nuestro Ser no es esta persona limitada que está encerrada en un cuerpo, con un temperamento, con unas peculiaridades según nuestra educación, herencia de nuestros padres, etcétera. Eso es lo que no somos, eso es lo que aparece en el tiempo y desaparecerá. Entonces, ¿qué es lo que somos? En una sola palabra: lo Infinito; no se puede definir. Y si somos lo Infinito, ¿dónde queda ese miedo? Si empiezo a darme cuenta de que lo que soy no tiene límites, el miedo desaparece. El temor está incluido en la creencia de que soy una persona aislada, extraña ante los demás, y que tengo que defender mis derechos. Cuando no soy una persona, ya no tengo que defender derechos, ni hacer lo que yo necesito para . No tengo que preocuparme de que los demás me respeten, me valoren. Al salir del lugar no respetable del pensamiento, allí todo es respetado y abrazado, inmerso en Libertad.
Por eso, por supuesto, no soy libre para hacer unas cosas u otras. La Libertad auténtica no es esa libertad utilitaria que conocemos; no se trata de ser libre para poder hacer lo que antes no estaba permitido a las mujeres, o a una u otra determinada clase social. Antes no teníamos libertad, ahora sí; esa supuesta libertad que disfrutamos es la libertad para destruirnos, no es la verdadera libertad. La Libertad es siempre desconocida para el lugar habitual en donde nos encontramos. No se ve, pasa inadvertida. A quien busca la libertad por fuera le pasa desapercibida esa Libertad. Cuando no tratas de ser libre, sino que ya eres Libertad, todas las acciones brotan libres, armoniosas y pacíficas, porque tampoco la paz se puede buscar desde el pensamiento. Es algo muy distinto a lo que esperábamos, pues ya no es libertad para hacer, sino para Ser.
Si una persona dice o cree que es libre, ¡cuidado con ella porque puede hacer barbaridades!; pero si una persona es Libertad, en torno a ella habrá armonía y serenidad. Bajo la consigna de tener libertad, ya sabemos cuántas atrocidades se han cometido, sufrimiento colectivo y sufrimiento individual. No es esa la libertad que estamos investigando, no es esa la plenitud que anhelamos en lo profundo de nosotros. No anhelamos la liberación para esta persona limitada que está en el tiempo, y que no es nada más que un constructo de la mente que la crea y la disolverá. Si somos algo, somos Aquello, y Aquello es Libertad; de lo contrario, soñamos que somos.
Todo lo que aparece, lo palpable, lo que parece real, lo que se constata con los sentidos sobre lo que se han construido tantas ciencias diferentes y lo que dura en el tiempo, no es la realidad. Está hecho de la realidad porque no hay otra cosa, pero no es sino manifestación limitada de la Realidad. La Realidad es infinita, no tiene limitaciones. Allí no hay separaciones; por eso allí hay Libertad. Cuando me siento separado, ya no puedo ser libre: unos me molestan y otros me agradan; estos favorecen mis intereses Y aquellos los perjudican. En el momento en que me siento un ser separado ya no hay libertad para .
La liberación consiste en poner de manifiesto mis creencias ocultas; ver que las creencias no las tengo yo, sino que ellas me tienen a . ¿Basta solamente con descubrirlas? Podríamos decir que después de descubrirlas hay que eliminarlas, pero se eliminan viéndolas, al poner ahí el foco de la conciencia. Si todavía no se han ido, si están escondidas en algún rincón, habría que seguir mirando mejor y vigilar momento a momento. En un instante de inatención empiezo a construir, sin darme cuenta, todo el edificio de lo falso. En el momento en que ya no puede pasar la Luz porque hay un obstáculo —y estamos tan habituados a ello, que no lo percibimos— comienza y continúa la construcción de lo falso, y a partir de ahí todo el psiquismo que conocemos: miedo, agresividad, preocupación y dudas. No soy libre.
Desde la mirada inteligente de la mente pura no tiene sentido tratar de eliminar la agresividad o procurar ser más amable. Si hay un error en la mente, una creencia falsa que ocasiona esa agresividad, el que me fuerce a ser amable con los demás para que no salga esa agresividad no resuelve la situación. Cuando hay una creencia interna falsa, la expresión es desarmónica; y si intento cambiar la expresión externa —por ejemplo, no ser agresivo o ser buena—, aquella creencia errónea que no ha sido eliminada reaparecerá, quizá de una manera todavía peor que la anterior. Algo falso está ocasionando una vida inauténtica.
Vayamos directos a contemplar lo que somos, la lucidez, que es el origen de toda manifestación limpiará nuestra mente de creencias. Cuando somos más conscientes, estamos más vivos, hay pureza en nuestra mirada, hay amor en nuestro sentir. Vivimos contemplando lo Eterno, vivimos en la Libertad.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Drig Drisya Viveka

Discriminación entre el Yo y el No-Yo

por Sankara
Este texto es una necesaria introducción a los textos del Vedanta, en especial al Advaita. Presenta un método racional de discriminación para distinguir al sujeto observador (drig) del objeto observado (drisya), al yo del no-yo.
Adi Sankara
Adi Sankara
Drig-Drisya-Viveka es un texto iluminador donde Shankara describe en 46 sutras (estrofas), un método de trabajo muy lógico que permite entender fenómenos cruciales de la vida: el mundo de lo ilusorio, las leyes del karma, la complementación de lo conocido con lo desconocido, lo interno con lo externo, y, en definitiva, el Yo y el No-Yo.
Según el Vedanta, la base universal del Ser es el átman o Brahmannirguna. El no-ser o devenir es maya-fenómeno, que no es ilusión, en la acepción que en Occidente se da a este término, sino que, etimológicamente, significa: "aquéllo que fluye, que cambia a cada instante, que aparece y desaparece".
Para el Advaita Vedanta, el universo de los nombres y de las formas (causa-efecto-causa, etc.) es un producto de maya. En la medida en que permanecemos en el ámbito de las causas y de los efectos, somos siempre prisioneros de maya, o sea, del principio de causalidad. Sólo hay un medio para eliminar el velo de maya: considerar a la causa-efecto como una simple superimposición respecto de Brahman.
Cuando desaparecen todas las superimposiciones, entonces la Realidad se mostrará como Sat: Existencia, sin cambio ni transformación alguna, y, por lo tanto, sin conflicto. Donde hay devenir hay espacio-tiempo, donde hay espacio-tiempo hay prisión y limitación, donde existen estos últimos hay conflicto y extravío. (yogaindia.es)

Estrofas

  1. Se percibe una forma-objeto, pero es el ojo el que percibe. Este último es percibido por la mente. La cual se convierte en sujeto perceptor. Finalmente, la mente, con sus modificaciones, es percibida por el Testigo-Observador, el cual no puede ser objeto de percepción.
  2. Debido a distinciones como: azul, amarillo, denso o sutil, corto o largo, el ojo, como unidad, percibe la variedad de las formas.
  3. El ojo (la vista) es penetrante, nublada, o bien, ciega; y estas características pueden ser percibidas porque la mente es una unidad. Esto se aplica también (a todos los otros órganos): oreja, piel, etc.
  4. La Consciencia ilumina al deseo, a la decisión y a la inseguridad, a la fe y a la incredulidad, a la perseverancia y a la inconstancia, a la humildad, la comprensión, el temor, etc. porque ("Ella") es una unidad.
  5. Esta consciencia no tiene nacimiento, crecimiento ni muerte. Ella es siempre auto-resplandeciente y, sin la ayuda de nadie ilumina todas las cosas (1).
  6. Un reflejo de Consciencia pura impregna la buddhi (2) dándole inteligencia. La buddhi se revela en su doble naturaleza; como factor egoico y como mente.
  7. El Sabio considera proporcionalmente equivalentes el reflejo de la consciencia y el sentido del ego al fuego y al trozo de hierro candente. El cuerpo, identificándose con el ego, toma consciencia de sí.
  8. El sentido del ego puede identificarse de tres modos: con el reflejo de la consciencia, con el cuerpo y con el Testigo (Atman). La primera identificación es natural, la segunda se debe a su karma anterior, y la tercera a la ignorancia.
  9. La identificación recíproca y natural (del ego y del reflejo de la consciencia) persiste mientras se la considera real; las otras dos identificaciones se desvanecerán cuando terminen los efectos del karma y cuando surja la iluminación.
  10. En el estado de sueño profundo (prajna), cuando el ego desaparece, el cuerpo mismo se despoja de consciencia. En el estado de sueño con sueños (taijasa) solo hay un semi-emerger del ego, mientras que en el estado de vigilia (vaishwanara) el ego es plenamente consciente.
  11. El órgano interno, que es una modificación, identificándose con el reflejo de la consciencia, imagina ideas mientras sueña. Después, en el estado de vigilia y en relación con los órganos sensoriales imagina objetos externos.
  12. El insensible cuerpo sutil, causa material del manas y del sentido del ego, es una unidad; él pasa progresivamente a través de los tres estados (vigilia, onírico y sueño profundo) y está sujeto a nacimiento y muerte.
  13. Ciertamente, maya tiene dos poderes: el proyectivo (viksepa-sakti) y el velador (avriti sakti). Desde el cuerpo sutil hasta el cuerpo denso, todo es creado por el poder proyectivo.
  14. En Sat-chit-ananda (Ser, Consciencia, Beatitud), naturaleza de Brahma, el mundo de los nombres y de las formas se manifiesta de la misma manera que las olas y gotitas que emergen del océano; a este acontecimiento se lo llama manifestación.
  15. El otro poder de la maya (el "velador") oculta la distinción entre quien ve y lo que es visto, situados en el interior (del cuerpo), y la distinción entre Brahma y el mundo de las apariencias, percibido fuera (del cuerpo). Este poder es la causa del universo fenoménico.
  16. En la proximidad del Testigo (Atman), el misterioso cuerpo sutil (linga sharira) —identificado con el cuerpo denso— se ilumina, y el ser vivificado por el reflejo de la Consciencia pura, se convierte en individualidad operante.
  17. Éste, que es la naturaleza del jiva, aparece como efecto de una superposición ilusoria en el Saksin-Testigo. Cuando el poder velador de la maya desaparece, entonces se puede notar claramente la diferencia y, como consecuencia ella (la individualidad) desaparece.
  18. De modo parecido, bajo la influencia del poder velador que oculta toda distinción entre el universo de las apariencias y Brahma. Este último parece poseer los atributos del cambio de aquel.
  19. También en este caso, la distinción entre Brahma y el mundo fenoménico puede comprenderse solo cuando el poder "velador" de maya, ha sido eliminado. De modo que el cambio puede ser percibido en lo manifestado y nunca en Brahma.
  20. La Existencia (Sat), la Consciencia resplandeciente (chit), la Beatitud (ananda), y el nombre y la forma, son las cinco características universales; las tres primeras se refieren a Brahma, las otras dos al universo fenoménico, o sea, al reflejo.
  21. La Existencia pura (Sat), la Consciencia pura (chit) y la Beatitud pura (ananda) son comunes no sólo al éter (akasha), al aire, al fuego, al agua y a la tierra, sino también a los Dioses, a los hombres y a los animales; sólo los nombres y las formas (creados por la facultad mental) hacen que un ser sea distinto de otro.
  22. Cuando uno se vuelve indiferente al mundo de los nombres y las formas y se consagra al Sat-chit-ananda, debe practicar ininterrumpidamente la Contemplación (samadhi) sobre el centro del corazón o sobre un pensamiento-semilla externo.
  23. En el centro del Corazón pueden practicarse dos géneros de samadhi: uno, en el que están presentes las ideas (savikalpa), y otro, en el que las ideas están ausentes (nirvikalpa). A su vez, el primero es susceptible de distinciones: puede asociarse con un objeto de percepción, o bien en un sonido (como objeto).
  24. Los deseos, etc. centrados en la mente, son objetos (del conocimiento). Es necesario meditar sobre la consciencia chit como Testigo de tales modificaciones mentales. Este estado se llama savikalpa-samadhi asociado con un objeto (del conocimiento).
  25. Soy Sat-chit-ananda independiente, auto-resplandeciente, libre de la dualidad. Esto se conoce como (el segundo género de) savikalpa-samadhi asociado con el sonido (subjetivo).
  26. En cambio, el nirvikalpa-samadhi es aquel en el que la mente, como la llama resguardada de los vientos, se mantiene estable, y en el que el discípulo permanece indiferente y quieto no sólo frente a todos los objetos externos de la meditación, sino también ante los objetos internos asociados con el sonido, porque se absorbe completamente en la Beatitud de Brahma.
  27. El primer género de samadhi (savikalpa) es posible a través de un objeto, tanto interno. (subjetivo) como externo (objetivo). En este último samadhi, el mundo de los nombres y de las formas (nama-rupa) se disocia de la Existencia pura.
  28. La Entidad (Brahma), permanece siempre en su misma naturaleza incondicionada e impregnada de Sat-chit-ananda. La contemplación ininterrumpida de ese estado se llama reflejo medio.
  29. El precedente estado de quietud mental es considerado por su beatitud, como la tercera fase del samadhi. Es necesario realizar incesantemente estos seis géneros de samadhi.
  30. Desidentificándose del cuerpo y realizando el Atman supremo, por más que la mente pueda dirigirse hacia cualquier objeto, se experimenta el nirvikalpa-samadhi.
  31. Cuando las cadenas del deseo han sido despedazadas, todas las dudas disipadas, y los diversos tipos de karma disueltos, se realiza "Aquel" que, al mismo tiempo está arriba y abajo. Aquél que, a la vez, es trascendente e inmanente (3).
  32. Hay tres especies (conceptos) sobre el jiva: el limitado, el falsamente presentado y el imaginado en sueños.
  33. La limitación es ilusoria, pero lo que parece limitado es real. El estado del jiva se debe a las superposiciones de los atributos del Atman, pero Éste es de la misma naturaleza que Brahma.
  34. Las grandes sentencias védicas como Tat-tvam-asi (Tu eres Eso) (4), expresa la Identidad del jiva con Brahman sin partes. Esta Identidad se aplica al jiva limitado (5) y no se concibe con los otros dos jivas.
  35. La maya proyectiva y veladora reposa en Brahman. Ella, cubriendo la naturaleza indivisible de Brahman, imagina el universo (jagat) y al jiva.
  36. La falaz presentación de la conciencia en el buddhi, que efectúa diversas acciones y recoge los frutos, se llama jiva. A su vez, lo que consiste en elementos, con sus respectivos productos que son de la naturaleza del goce, se llama universo (jagat).
  37. Estos (jiva y jagat), que no tienen comienzo, sólo existen para quien todavía no obtuvo la Liberación (moksha). Por lo tanto, ambos son fenoménicos.
  38. Asociado con una errónea presentación de la consciencia, el sueño-torpor, que participa de la proyección y del oscurecimiento, comienza a recubrir (en el estado de vigilia) al jiva y al universo percibido, después (durante el sueño) imagina aún otros universos-objetos.
  39. Ellos (el sujeto y el objeto de la percepción) son ambos ilusorios porque existen solamente mientras dura la experiencia del sueño. En realidad, ningún jiva que sueñe, una vez de vuelta en el estado de vigilia, vuelve a ver a aquellos mismos objetos en otro sueño.
  40. El jiva, mientras sueña, considera real al universo soñado, pero el jiva empírico (en el estado de vigilia) lo considera irreal.
  41. El jiva objetivo (visva) considera, además, a este mundo de vigilia como real, pero el verdadero jiva (el Atman) comprende que ese mundo real no lo es.
  42. El jiva verdadero reconoce que su identidad con Brahma es Real, y no ve nada que no sea Identidad. Todo el resto lo considera ilusorio.
  43. -44. Así como el sabor, la frescura y la fluidez, atributos del agua, parecen pertenecer a las olas y luego a la espuma (de la que las olas son el substrato), de igual modo la Existencia, la Consciencia y la Beatitud absolutas (que son el Testigo), parecen pertenecer al jiva de la experiencia vigílica y onírica.
  44. Cuando las aspersiones de espuma vuelven a ser olas, la fluidez, la frescura, etc., se disuelven en las olas, y estas, a su vez, se disuelven en el océano.
  45. Cuando el jiva de la experiencia onírica se reabsorbe en el de la vigilia, la existencia, la consciencia y la beatitud del jiva nocturno se disuelven en el estado de vigilia. Cuando el jiva de la experiencia de vigilia termina reabsorbiéndose en el Observador-Testigo (Atman), también sus reflejos de existencia, consciencia y beatitud se disuelven en Él.
 
Nota de Nodualidad.info: Existen dos interesantes obras comentadas de este texto en español:
- Discernimiento - Estudio y comentario del tratado Drig-Drisya-Viveka de Sankara con traducción y comentarios advaita de Consuelo Martín.
Notas:
  1. Se lee así mismo en el Katha Upanishad, II,V,15: "En Él (Atman) no resplandece el sol, ni la luna o las estrellas, no fulguran los relámpagos, ni siquiera este fuego nuestro; todo este universo resplandece con su propia luz". Y en el Mundaka Upanishad, II,II,10: "En la envoltura áurea y gloriosa mora el puro e indivisible Brahma; Él es lo resplandeciente, luz de luces, es el único al que los conocedores del Atman conocen".
  2. Buddhi es el intelecto trascendente, de orden universal, la más alta facultad del ser humano al que no hay que confundir con la mente racional (manas), de la cual es un determinante. Es asimilable al nous de los pitagóricos y neoplatónicos. Sobre la distinción entre manasbuddhiahamkara y chita, que juntos constituyen el antahkarana, véase el estudio de Ernesto Ballesteros, Anthakarana. Sobre la distinción entre buddhi y manas véase René Guénon, El hombre y su devenir según el Vedanta.
  3. "Se corta el nudo del deseo, se disuelven todas las dudas, y desaparece el karma cuando se ve Aquél que es trascendente y, al mismo tiempo, inmanente". Mundaka upanishad, II, 3, 9
  4. Aparte de la ya mencionada, en el Veda, hay cuatro sentencias (mantras) que afirman la Identidad del jiva con BrahmanAyam âtmâ Brahma (Este atmâ es Brahma), Aham brahmasmi (yo soy Brahman) y Prajnanam brahma (La Conciencia pura es Brahman). Sobre el significado de las grandes sentencias védicas, véase el Vakyavritti de Shankara.
  5. Véase el sutra 32.
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domingo, 3 de diciembre de 2017

Auto-indagación (atma-vichara) (Parte 1 de 2)

por Mónica Cavallé
Mónica Cavallé
"Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses". Este adagio de la tradición hermética, inspirado en la sentencia inscrita en el templo de Apolo en Delfos, resume la tarea de todos los advaita-vada(doctrina de la no-dualidad). El vedanta advaita es, en esencia, una invitación al conocimiento de nuestra verdadera identidad. Su objetivo no es otro que la superación de la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza, una ignorancia que es, en sí misma ―Atman es Brahman― ignorancia de la realidad.
Una de las prácticas recomendadas en la tradición advaita para despertar del olvido de nuestra naturaleza profunda es el atma-vichara o "indagación en la naturaleza del yo". Esta indagación no ha de ser confundida con un mero auto-análisis o auto-observación psicológicos, pues su objetivo último no es el conocimiento del yo empírico, sino del Yo metafísico, del Ser como fuente y raíz de la propia subjetividad y de todo lo que es. Si el conocimiento de sí del que nos habla todo advaita-vada fuera un mero auto-examen psicológico que no quebrara los márgenes de nuestra individualidad, poco sentido tendría la máxima citada inspirada en la inscripción de Delfos, o la sentencia análoga de la Mundaka Upanisad: "Conoce en ti aquello que conociéndolo, todo se torna conocido". (1)
El atma-vichara es una pesquisa no intelectual que tiene como eje la pregunta: "¿Quién soy yo?"; su práctica consiste, básicamente, en un estado de observación pura, de atención alerta, que permite advertir la ordinaria excentricidad de nuestro estado ordinario de conciencia, su tendencia constitutiva a confundirse con sus contenidos; esta comprensión permite que la conciencia retorne a sí misma, a su propia fuente, y se manifieste en su verdadera naturaleza, como Conciencia pura. El atma-vichara invita, en otras palabras, a reorientar la atención desde las experiencias hacia el experimentador, desde los pensamientos hacia la fuente de la que brotan, desde los contenidos cambiantes de la conciencia hacia la Conciencia pura en sí.
El atma-vichara nos revela que no somos esencialmente el cuerpo, ni nuestros pensamientos, sentimientos, experiencias, etc., pues éstas son realidades cognoscibles y experimentables, mientras que la conciencia que atestigua todo ello no es un contenido particular de experiencia entre otros, sino el factor supra-objetivo mismo que los sustenta. "‘Yo soy’, pero no soy ‘esto’ ni ‘aquello’", pues ninguna atribución objetiva compete al Sí mismo real, vivenciado de forma inmediata como presencia lúcida, como sentido puro de ser sin atributos. El movimiento de la auto-indagación adopta, de este modo, una metodología negativa, lo que el advaita denomina neti-neti (ni esto, ni aquello): "No soy esto o aquello, porque no soy ningún contenido objetual, nada cognoscible o experimentable".
"Yo no soy el cuerpo, ni los sentidos, ni la mente, no soy el sentido del yo [individual], ni el conjunto de las energías vitales ni tampoco el intelecto (...) Yo soy el Sí mismo íntimo, el testigo eterno" (Samkara). (2)
Esta vía negativa contiene dos momentos internos:
Viveka: la discriminación o el discernimiento entre lo falso y lo verdadero que se logra cuando se ve lo falso como falso ―en el caso que nos ocupa, cuando se advierte que no compete al Sí mismo ninguna calificación o determinación―.
Vairagya: el desapego o el abandono de las falsas identificaciones. Este desapego no es el resultado de un acto volitivo posterior a viveka; es idéntico a esta última, pues acontece espontáneamente en la comprensión directa del sin sentido de la auto-identificación con ciertos objetos o rasgos objetivos, de la confusión de éstos con el Sí mismo real.
Lo que el atma-vichara advaita propone es, a través de viveka-vairagya, de la discriminación entre lo verdadero y lo falso y del desapego de toda atribución objetiva (neti-neti), llegar a ser uno mismo sin más, sin ningún intento de auto-identificación o auto-descripción. En palabras de Nisargadatta:
"Para ser, no debe ser nadie".
"Abandone toda idea sobre sí mismo y simplemente sea".
"No se dé nombre ni forma. En la oscuridad y el silencio la realidad es encontrada". (3)

1. Adhyasa

"El estado de realización del Ser, no es llegar a una meta distante o adquirir algo nuevo, sino meramente ser lo que uno siempre es y lo que uno siempre ha sido. Lo único que se requiere es dejar de percibir lo falso como verdadero" (Ramana Maharshi). (4)
El atma-vichara no se orienta a aprehender lo verdadero, sino a percibir lo falso como falso. En otras palabras, no se encamina a realizar o a conocer el Ser o Sí mismo real, pues Éste es, de hecho, lo único que es y la condición de posibilidad misma del vicara. No hay método ni estrategia ni proceso que nos pueda conducir a la realidad última, pues toda estrategia y todo proceso la presupone y es ya, de hecho, el movimiento mismo de la realidad. La idea de un proceso orientado a "alcanzar" el Ser sólo refuerza el error perceptivo que se trata de disolver: la sensación de lejanía con relación a lo que se pretende alcanzar, es decir, la creencia de que hay un yo individual separado, distinto de la realidad última, que, mediante sus medios individuales, ha de encaminarse hacia ella. Así lo expresa Ramana Maharshi:
"No hay mayor misterio que éste: siendo la realidad tratamos de alcanzar la realidad. Creemos que algo está cubriendo nuestra realidad, que debe ser destruido antes de que la realidad sea alcanzada. Todo esto es ridículo. Un buen día usted mismo se reirá de sus esfuerzos pasados. Eso que estará presente el día que se ría, está aquí y ahora". (5)
"Si hablamos de conocer el Ser debe haber dos seres: uno que conoce y otro que es conocido. El estado que nombramos, la ‘realización’, es simplemente ser uno mismo, no ser alguna cosa o convertirse en algo (...) Uno no puede describir tal estado. Uno tan sólo lo puede ser. Claro, hablamos comúnmente de la realización del Ser por no contar con un término mejor. Pero ¿cómo ‘realizar’ o hacer real lo único que es real?" (6)
Lo que obstaculiza nuestra naturaleza profunda no es algo real ―pues ¿qué puede ocultar la realidad única?―, sino un mero error perceptivo. Basta caer en la cuenta del mismo, ver lo falso como falso. El movimiento de la auto-indagación no trata, por consiguiente, de "alcanzar" la realidad, sino de eliminar lo que la cubre ante nuestro estado de conciencia ordinario; busca acabar con el señalado error perceptivo, neutralizar la acción inercial mediante la cual atribuimos al Sí mismo determinaciones que no le convienen, y en virtud de las cuales creemos ser lo que no somos, una acción que es denominada por el vedanta: adhyasa o acción de superponer. (7)
Los atributos propios de las realidades objetivas no pueden ser transferidos al sujeto puro ni viceversa ―nos decía Samkara, al inicio de sus Comentarios a los Brahma-sutra―; pero no obstante ―continúa― debido a una ausencia de discriminación entre realidades que son totalmente dispares, se perpetúa un comportamiento humano natural basado en la auto-identificación que adopta la forma "yo soy esto" (aham idam) o "esto es mío" (mana idam). Este comportamiento tiene por causa la ignorancia (avidya) y el ser humano recurre a él mezclando lo real y lo irreal como resultado de la sobre-imposición (adhyasa) de realidades entre sí y de sus atributos mutuos. (8)
Adhyasa significa sobreimposición en el sentido de falsa imputación. El ejemplo advaita clásico al respecto es el de la serpiente y la cuerda. Alguien ve una serpiente donde sólo hay una cuerda, es decir, sobreimpone a la cuerda la imagen de la serpiente. La serpiente inexistente se vuelve realidad para el que la percibe, mientras que la cuerda real parece no existir. Esta sobreimposición es un error perceptivo que en ningún caso afecta a la realidad, a la cuerda en sí, si bien, no deja, por ello, de tener efectos muy patentes y efectivos en quien realiza esa falsa imputación, como, por ejemplo, la sensación acuciante de temor.
Según el advaita, es este tipo de sobreimposición lo que da lugar a ahamkara: el sentido del "yo" individual (el sentido de ser un yo particular, substancial, separado y limitado) y de lo "mío", como opuestos a lo que es "no yo" y "no mío". Ahamkara significa literalmente "lo que hace el yo" (aham = yo).
"Así como una cuerda puede parecer una serpiente por ignorancia de [su naturaleza de] cuerda, de la misma manera el Atman aparece como jiva [yo individual], debido a la ignorancia acerca de la naturaleza propia del Atman" (Samkara ). (9)
Si la Conciencia pura de ser se expresa en el sentido "Yo soy" sin atributos, la conciencia de ser del yo separado se expresa en el sentido: "yo soy esto y aquello" (el énfasis se sitúa en esto y en aquello). Esta falsa imputación, este acto de pseudo-objetivación y pseudo-entificación del Ser o Sí mismo real, de lo que en ningún caso es objeto, da origen a la conciencia individual separada. Es así como se forja la falsa conciencia de ser un yo esencialmente aislado de los otros "yoes" y cosas del mundo y separado de su fuente.

(Tomado de: El Vedanta Advaita ante el sufrimiento (Filosofía y dolor), por Mónica Cavallé)