lunes, 21 de mayo de 2018

La verdadera meditación

por Joan Tollifson
Joan Tollifson
Siempre dudo en utilizar la palabra meditación, porque se utiliza de muchas maneras diferentes para significar muchas cosas diferentes. Como yo utilizo la palabra, la meditación no tiene nada que ver con posturas o prácticas específicas, ni con estar inmóviles durante sesiones de tiempo. No se necesita incienso, ni cojines especiales, no hay que sentarse con las piernas cruzadas, ni hacer nada extravagante en absoluto. Puede ocurrir en un sillón o en un avión. Simplemente significa estar aquí, en quietud, sin todas las cosas que normalmente absorben la atención ―simplemente estar presentes y conscientes de lo que es, tal como es― permitir que todo sea como es, sin tratar de manipularlo o controlarlo, sin juzgar, etiquetar o contar historias al respecto. No hay que intentar entrar en ningún estado especial ni lograr nada; ni tratar de deshacerse de todo lo que aparece. Y si el control, el juicio, la etiqueta, el intento, la resistencia o el contar historias ocurren, sea como fuere, significa simplemente verlo claramente por lo que es, sentir cómo ese movimiento del pensamiento aparece en el cuerpo en forma de sensaciones y permitir que todo se revele y desparezca a su debido tiempo.
En lugar de perderse en el pensamiento continuo, la meditación tiene que ver con la conciencia ― dando una atención abierta al ámbito de la percepción, la sensación y el conocimiento directo (la respiración, los sonidos, las sensaciones corporales, los colores y las formas, las fragancias, los sabores) y a la presencia consciente que lo contempla todo, la escucha silenciosa, la espaciosidad del ser. La meditación es sentir esta presencia espaciosa que somos, esta infinita inmensidad Aquí-Ahora, esta profunda quietud. Es probable que los pensamientos sigan apareciendo, pero una vez que el pensamiento es advertido, la atención puede abrirse y relajarse de nuevo en el puro ser.
En cualquier momento, ya sea unos pocos segundos entre los clientes, o una hora por la mañana o antes de acostarse, o mientras se viaja en autobús para ir a trabajar, o sentado en una sala de espera, en lugar de estar constantemente ocupados haciendo algo, leyendo algo, diciendo algo, consumiendo comida o información, revisando nuestros teléfonos, nuestro correo electrónico o nuestras redes sociales, o pensando en lo que sea ― la meditación es simplemente estar quieto. Ser consciente. Estar presente. Solo ser. No hacer nada en absoluto.
Además de "solo ser", la meditación también puede significar explorar la realidad viviente de una manera meditativa ―con la conciencia y atención abierta, en lugar de con el pensamiento― observando cómo se desarrollan las decisiones, viendo si el "yo" que parece tomar estas decisiones puede ser encontrado realmente, si hay un pensador que sea el autor de los pensamientos, si se puede encontrar algún límite real entre "dentro" y "fuera", si hay algún límite en el Aquí-Ahora ... viendo cómo el pensamiento divide, categoriza, etiqueta y cuenta historias y cómo el sufrimiento sucede. Todo esto (y más) puede ser explorado directamente con la conciencia.
Y cuando surjan estados mentales oscuros o difíciles ―depresión, preocupación, ansiedad, desesperación, soledad, aburrimiento, inquietud― en lugar de intentar resistirse o escapar de estos incómodos estados mentales y corporales haciendo algo o pensando en ellos, éstos pueden ser invitaciones a detenerse y no hacer nada en absoluto. Simplemente estar plenamente presente con esta circunstancia que hemos llamado "depresión", "ansiedad", "aburrimiento", "soledad", o lo que sea. Sin la etiqueta o la historia, ¿qué es? No buscar una respuesta mental, sino más bien escuchar abiertamente todo el fenómeno: sentirlo en el cuerpo como pura sensación y energía, permitiendo que nuestra atención profundice en las sensaciones mismas a medida que se despliegan y cambian. Y simultáneamente, ver los pensamientos y las historias que ponen en movimiento este estado emocional y lo mantienen , viéndolos como lo que son ― formas de pensamiento habituales y condicionadas que no necesitan ser creídas. Y estar despierto a todo lo demás que está ocurriendo al mismo tiempo ― el ruido del tráfico, el canto de los pájaros, la luz del sol en la alfombra, y la presencia consciente que lo contempla todo. Podemos encontrar que cuando nos volvemos hacia la oscuridad de esta manera, cuando nos relajamos en la consciencia ilimitada que somos, estas emociones ya no tienen un control sobre nosotros. Incluso pueden disolverse completamente.
Pero si "hacemos" todo esto para hacer desaparecer una emoción indeseable, o para tener un despertar o para iluminarnos, eso no es verdadera meditación ― eso es pensamiento buscando un resultado, resistiendo a lo que es. Por lo tanto, esto se vuelve muy sutil. No podemos hacer que dejemos de buscar, u obligarnos a nosotros mismos a no intentarlo. Es sólo otra capa de la misma cosa: tratar de no intentar, buscar el final de la búsqueda, resistir a lo que es. Pero cuando vemos claramente este movimiento de la mente, puede disolverse por sí mismo. La conciencia es el gran iluminador y el gran disolvente.
La meditación es ver y conocer la naturaleza de la realidad directamente, no como un conocimiento, sino como una experiencia y ser inmediatos. Por tanto no estamos simplemente adquiriendo una creencia o una idea de que "No hay yo" o que "Yo soy la Consciencia infinita", sino en realidad estamos descubriendo y realizando (haciendo realidad) todo esto por nosotros mismos. Estamos permitiendo que impregne todas las fibras de nuestro ser, para que se vuelva cada vez más sentido y encarnado como nuestra realidad viva. Las experiencias siempre vienen y van, de modo que no significa tener alguna experiencia continua de felicidad o unidad o presencia sin pensamiento, o nunca más sentirse tenso o contraído o perdido en el pensamiento. Simplemente significa estar despierto Aquí-Ahora. No como "yo" siendo cada vez mejor y mejor, sino como la consciencia misma, despertando de su propio sueño.


Jorge Bonino · 
Muy buen articulo y conceptos, solo que la conciencia no sueña permite que todo surja siendo ella misma pero no siendo afectada por nada de lo que ocurre.
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Victor Rioseco Ventura · 
Separar el ser del conocer es sólo una ilusión. El conocer sólo puede ser conocido siéndolo.

Tanto en la oscuridad como en la luz, despierto o dormido el conocer sólo se conoce a si mismo.

Puro Gozo, es lo que es tal como es, cualquiera sea su forma o nombre, en cualquier estado, Eso es Esto.
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Carlos Archybox · 
Muchas gracias.
Atman Nityananda · 
Trabaja en Healer
....La meditación es sentir esta presencia espaciosa que somos, esta infinita inmensidad Aquí-Ahora, esta profunda quietud. Es probable que los pensamientos sigan apareciendo, pero una vez que el pensamiento es advertido, la atención puede abrirse y relajarse de nuevo en el puro ser....

Dice Swami Sivananda sobre meditación

¨La meditación es el flujo continuo de un pensamiento de Dios o Atman, al igual que el flujo continuo de aceite de un contenedor a otro. La meditación es el mantenimiento de una corriente incesante de conciencia de Dios. Todos los pensamientos mundanos son alejados de la mente.¨
“Los sentidos están abstraídos en la mente. La mente individual se vuelve una con la Mente Cósmica, la Superalma, el Alma del Universo. Las funciones del intelecto, la mente objetiva y los sentidos están suspendidos.
DAni Bcn · 
Trabaja en Optical Discs Spain
La gestión de la atención, un campo ahi abierto a cualquier ser humano, que no trata solo de algo exótico para relajarse, sino para explorar en el dia a dia y ver como funcionamos.

domingo, 6 de mayo de 2018

"Yo soy" es sin forma

por Nisargadatta Maharaj De una charla el 2 de febrero de 1980
Nisargadatta Maharaj
Maharaj: La mente piensa que el mundo exterior es un resultado de la respiración que entra y sale; los pensamientos de la mente reciben impresiones según las circunstancias. Cuando entramos en contacto con un sabio, la mente recede adentro. Este conocimiento omnipenetrante ha venido espontáneamente en el cuerpo, y se va espontáneamente y se mezcla con la consciencia total. Cuando viene espontáneamente, se identifica erróneamente con el cuerpo y las circunstancias locales, y así padece erróneamente sufrimiento y miseria. En realidad, este conocimiento es una parte de la consciencia total y como tal no está ligado a una circunstancia y cuerpo particular. Incluso cuando un individuo muere lleno de miedo, todo volverá a los elementos y la consciencia se mezclará con la consciencia universal.
En los instrumentos de cuerda, el sonido se mezcla con el espacio; similarmente acontece con la consciencia. Ella no aparece en ninguna parte, pero se manifiesta en el cuerpo como "yo soy" y observa el soplo vital; así pues, no es el cuerpo sino el soplo vital el que prevalece como espacio en todas partes. "Usted es" significa consciencia solo, pero con el nacimiento del cuerpo y el soplo vital, usted se hace acreedor de "yo soy", que es sin forma. Un cuerpo fuerte significa solo que el almacén de alimento es fuerte. El soplo vital sin labios ni lengua depura esta esencia de alimento y, como consecuencia de la masticación, son recibidas las impresiones que vagan fuera. La recitación es un proceso de la mente, y usted no es ninguno de éstos. Cuando la esencia del alimento está aquí, comienza la pulsación o la respiración en el cuerpo.
El conocimiento "yo soy", cuando es sustentado por el cuerpo, es llamado Saguna Brahman (Brahman con cualidad). Este estado "yo quiero ser" o "yo soy" no tiene modelo ni forma. El soplo vital, "yo soy" y la mente no tienen modelo ni forma, la forma es solo para la continuidad. El Sí mismo es omnipenetrante, pero su expresión es solo a través del cuerpo de alimento. Se proporciona alimento, los elementos se mezclan, la pulsación comienza y la "yosoidad" aparece. Esta fuerza vital es omnipenetrante y está en el alimento en una condición durmiente. Ella es el mismo principio en el insecto y en usted. "Yo soy", en la forma del cuerpo, puede alcanzar el estado más alto; si lo acepta y mora en él, usted escapa al nacimiento y a la muerte. Sea en ese principio. Para esto no hay disciplinas. Si hace ascesis es porque usted ha pecado en nacimientos anteriores, pero si se encuentra con un sabio, entonces él le muestra su verdadera naturaleza.
Muchos sabios han establecido vías. Pero para la vía "yo soy", ¿a dónde debe ir? "Yo" prevalezco por todas partes; en esta etapa no hay ningún lugar donde usted no sea. Si mora y embebe "yo soy", no hay nada más que hacer en la espiritualidad. Con esto, cualquier acción que lleve a cabo, usted realizará que todo es la acción del principio dinámico, solo un juego. Usted puede vivir un centenar de años, pero todos los días son entretenimiento para usted si no se identifica con el cuerpo y permanece exactamente lo que "usted es". Usted se identifica con lo que no es y esto es adharma (blasfemia). Si mora en usted mismo no hay miseria; en otro caso, en la muerte, tendrá el miedo de que "yo voy a morir". De hecho, nosotros no tenemos ninguna experiencia directa del nacimiento ni de la muerte. ¿Tiene usted algún conocimiento del nacimiento y de la muerte? No, son solo cosas oídas, ningún conocimiento directo. El nacimiento viene del juego de los cinco elementos; este juego aparece en el nacimiento y desaparece en la muerte. En todo esto, ¿quién es usted? "Yo soy" está por todas partes, pero deviene expresado en el alimento como el soplo vital en el cuerpo. Usted es innacido. Todo lo que observa es creado y desaparecerá. Hasta que no tenga una identidad verdadera suya propia, no encontrará la paz. Todo lo que haya adquirido va a desaparecer, incluida su identidad presente. Las gentes están demasiado ocupadas en las actividades mundanas, y esto es una comprensión sutil que son incapaces de entender.
En el nombre de la espiritualidad, las gentes aceptan disciplinas y un uniforme, lo cual es causa de más esclavitud; el conocimiento espiritual debe llevar a la liberación. El que reconoce los conceptos está libre de los conceptos. El Atman no tiene nacimiento, este toque "yo soy" es un heraldo de lo Absoluto, y solo el heraldo desaparece. "Yo soy" es una ilusión, es temporal; el que sabe esto conoce el principio eterno. Cualesquiera experiencias que goce son un estado imperfecto. Usted se mete en prácticas, debido a que la mente no le deja estar en paz.

miércoles, 2 de mayo de 2018

onciencia

por Eckhart Tolle Extracto de: todos los seres vivos somos uno
Eckhart Tolle
El gozo del Ser es la alegría de ser consciente.
La conciencia ya es consciente. Es lo no manifestado, lo eterno. El universo, en cambio, solo se va volviendo consciente poco a poco. La conciencia en sí misma es intemporal y por lo tanto no evoluciona. No nació y nunca morirá. Cuando la conciencia se convierte en el universo manifestado, parece estar sometida al tiempo y experimentar un proceso evolutivo. Ninguna mente humana es capaz de comprender plenamente la razón de este proceso. Pero podemos vislumbrarlo dentro de nosotros mismos y convertirnos en participantes conscientes en ello.
La conciencia es la inteligencia, el principio organizador que hay detrás de la aparición de la forma. La conciencia ha estado preparando formas durante millones de años para poder expresarse por medio de ellas en lo manifestado.
Aunque se podría considerar que el reino no manifestado de la conciencia pura es otra dimensión, no está separado de esta dimensión de la forma. La forma y lo sin forma se interpenetran. Lo no manifestado fluye en esta dimensión como conciencia, espacio interior, Presencia. ¿Cómo lo hace? Mediante la forma humana que se hace consciente y de ese modo cumple su destino.
La conciencia se encarna en la dimensión manifestada, es decir, se hace forma. Cuando lo hace, entra en un estado como de sueño. La inteligencia permanece, pero la conciencia se vuelve inconsciente de sí misma. Se pierde en la forma, se identifica con las formas. Esto se podría describir como el descenso de lo divino a la materia.
En nuestro planeta, el ego humano representa fase final del sueño universal, la identificación de la conciencia con la forma. Fue un paso necesario en la evolución de la conciencia.
El siguiente paso de la evolución humana no es inevitable, pero por primera vez en la historia de nuestro planeta puede ser una decisión consciente. ¿Quién toma esa decisión? Tú. ¿Y quién eres tú? La conciencia que se ha hecho consciente de sí misma.
 
El cerebro humano es una forma sumamente diferenciada, a través de la cual entra la conciencia en esta dimensión. Contiene aproximadamente cien mil millones de células nerviosas (llamadas neuronas), aproximadamente el mismo número de estrellas que hay en nuestra galaxia, que se podría considerar un cerebro macrocósmico. El cerebro no crea conciencia, sino que la conciencia creó el cerebro, la forma física más compleja del planeta, para expresarse. Cuando el cerebro sufre daños, eso no significa que tú pierdas conciencia. Significa que la conciencia ya no puede utilizar esa forma para entrar en esta dimensión. Tú no puedes perder conciencia, porque en esencia eso es lo que eres. Solo puedes perder algo que tengas, pero no puedes perder lo que eres.
Aunque no puedes conocer la conciencia, puedes hacerte consciente de ella, que eres tú mismo. Puedes sentirla directamente en cualquier situación, estés donde estés. Puedes sentirla aquí y ahora como tu propia Presencia, el espacio interior donde se perciben las palabras de esta página y se convierten en pensamientos. Es el Yo Soy básico, de fondo. Las palabras que estás leyendo y pensando son el primer plano, y el Yo Soy es el sustrato, el fondo en el que se basa toda experiencia, pensamiento o sentimiento.
 
La realización espiritual consiste en ver con claridad que lo que yo percibo, experimento, pienso o siento no es en definitiva lo que yo soy, que no puedo encontrarme a mí mismo en todas esas cosas que pasan continuamente.
Buda fue, probablemente, el primer ser humano que vio esto con claridad, y por eso el anata (el "no yo") se convirtió en uno de los puntos centrales de su enseñanza. Y cuando Jesús dijo "Niégate a ti mismo" lo que quería decir era: Niega la ilusión del yo (y así la desharás). Si el yo ―el ego― fuera verdaderamente lo que yo soy, sería absurdo "negarlo".
Lo que queda es la luz de la conciencia, en la que van y vienen las percepciones, experiencias, pensamientos y sentimientos. Eso es el Ser, eso es el Yo auténtico y profundo. Cuando me conozco como tal, lo que ocurra en mi vida ya no tendrá una importancia absoluta, sino solo relativa. Le presto atención, pero ha perdido su seriedad absoluta, su densidad.
Lo único que importa en el fondo es esto: ¿Puedo sentir mí Ser esencial, el Yo Soy, que está en el fondo de mi vida en todo momento? Para ser más exacto, ¿Puedo sentir el Yo Soy que soy yo en este momento? ¿Puedo sentir mi identidad esencial como conciencia misma? ¿O me estoy perdiendo en lo que ocurre, me pierdo en la mente, en el mundo?
 
Cuando las formas con las que te has identificado, que te dieron tu sentido del yo, se hunden o te son arrebatadas, ello puede conducir a un colapso del ego, ya que el ego es la identificación con la forma. Cuando ya no existe nada con lo que identificarte, ¿quién eres? Cuando las formas que te rodean mueren, o la muerte está próxima, tu sentido del Ser, del Yo Soy, queda libre de su enmarañamiento con la forma. El espíritu queda libre de su prisión en la materia. Percibes tu identidad esencial como algo sin forma, como una Presencia que todo lo impregna, un Ser anterior a todas las formas, a todas las identificaciones. Te das cuenta de que tu autentica identidad es la conciencia misma, y no aquello con lo que se identificaba la conciencia. Esa es la paz de Dios.
 
"Quiero conocer la mente de Dios ―dijo Einstein―. Lo demás son detalles." ¿Qué es la mente de Dios? La conciencia. ¿Qué significa conocer la mente de Dios? Estar consciente. ¿Qué son los detalles? Tu propósito exterior y todo lo que ocurre exteriormente.
 
Se ha dicho que "la quietud es el idioma que habla Dios, y todo lo demás es una mala traducción". Quietud es sinónimo de espacio. Hacerse consciente de la quietud siempre que la encontremos en nuestra vida nos conectará con la dimensión sin forma y sin tiempo que hay dentro de nosotros, lo que está más allá del pensamiento, más allá del ego. Puede ser la quietud que se extiende por la naturaleza, o la quietud que hay en tu habitación a primera hora de la mañana, o los espacios de silencio entre sonidos. La quietud no tiene forma; por eso no podemos hacernos conscientes de ella mediante el pensamiento. El pensamiento es forma. Ser consciente de la quietud significa estar inmóvil. Estar inmóvil es estar consciente sin pensar. Nunca eres tan esencialmente, tan profundamente tú mismo como cuando estás en quietud. Cuando estás en quietud, eres quien eras antes de asumir temporalmente esta forma física y mental llamada persona. Eres también quien serás cuando la forma se disuelva. Cuando estás en quietud, eres quien eres más allá de tu existencia temporal: conciencia no condicionada, sin forma, eterna.