por Dorothy Hunt
Tu copa no tiene que estar limpia; sólo tiene que estar vacía.
Al final, incluso la copa se romperá en pedazos.
Estas fueron las palabras que me encontré diciendo hace poco a alguien que sufría de un ataque de autocrítica y de duda. Cuanto llenamos nuestras copas con creencias, con juicios y con interminables intentos de purificar lo que creemos que es impuro, de hacer digno lo que imaginamos que es indigno, de mejorar lo que creemos que no es suficiente. Y todo este esfuerzo y agonía, ¡sin cuestionar siquiera a quien no es suficiente! Nuestra mente vive en el miedo, en una prisión de pensamientos y creencias, tratando desesperadamente de escapar, o de sentirse condenado a cadena perpetua. Pero, ¿alguna vez miramos dentro para ver si en realidad hay un prisionero?
"Yo no soy suficiente" es una de las creencias fundamentales más comunes que se mantienen en la mente. Cuando se proyecta, se convierte en "él/ella/ello/la vida no es suficiente". O tal vez nos aferramos al "eso no es suficiente", y luego nuestra copa se llena de todas las formas en que somos víctimas de la vida en lugar de expresiones de vida. ¿Podemos empezar a ver claramente, sin juicio, y con compasión cómo inocentemente llegamos a sentir "yo no soy suficiente?" Acarreamos el condicionamiento humano de basar nuestra identidad en una imagen, un "pensamiento-yo". Una imagen, sin embargo, es muy cambiante, como sabe cualquier fotógrafo que ve una imagen a través del cambio de luces y sombras en un solo día. Del mismo modo, nuestra autoimagen puede inflarse o desinflarse con una sola mirada, un solo pensamiento, una sola proyección. Pero ¿eres tú una imagen de ti mismo, una idea, un concepto, o algo más profundo?
Imagina a un recién nacido ― abierto, vulnerable, que te mira sin miedo a los ojos o al mundo desde las profundidades del asombro y la inocencia. ¿Es este pequeño suficiente? Avancemos rápidamente (en su vida) a través de los mensajes de mamá, de papá, de maestros, amigos, socios, de anuncios en revistas, televisión, libros ― esa amplia gama de mensajes que dicen que necesitas ser más inteligente, más bonita, más fuerte, más delgada, más alto, más bajo, más tranquilo, más amable, tener dientes rectos, una sonrisa más blanca, hacer más dinero, tener siempre el control, y nunca estar enojado, triste o confundido. Añade a eso nuestros inocentes y a menudo dolorosos malentendidos de por qué se marchó papá o mamá parecía enojada o nuestra pareja rompió con nosotros, y nuestra imagen nos seguirá pareciendo empañada.
La lista sigue y sigue, y creemos en miles de formas de cómo somos y dónde estamos, y lo que somos no es suficiente. Esto, por supuesto, se refuerza mil veces cuando empezamos el llamado camino espiritual. Ahora la lista se alarga y las apuestas parecen aún más altas. Ahora imaginamos que ni siquiera podemos admitir la verdad de una experiencia si no encaja con los "debería del iluminado" que la mente ha añadido a su lista de todas las formas que son indignas y no aptas para el amor o la felicidad.
¿Y si la forma de la copa, su historia pasada, pensamientos o acciones, no tienen nada que ver con el despertar? ¿Y si ser digno o indigno para amar y ser amado no tuviera absolutamente ningún sentido para la Verdad y el Amor que somos? ¿Estamos abiertos para cuestionar nuestros conceptos, para vaciar la copa y descubrir lo que realmente somos? No importa lo muy brillante o pulida que sea una imagen, a largo plazo nunca será "suficiente" porque no somos una imagen.
Los asesinos pueden despertar; las personas ricas, hermosas y exitosas pueden ser miserables. Lo que somos realmente no es una imagen perfeccionada; es la plenitud perfecta del Ser, expresándose a cada momento como el flujo de la vida. Tu vida y la mía nunca han pertenecido a un separado "yo". No existe ninguno. Quienes somos está vacío de yo, vacío de definición, y sin embargo está lleno a cada momento con cualquier expresión que ofrece la vida.
¿Está nuestra copa lo suficientemente vacía como para recibir este momento en su totalidad y plenitud? ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestros "pensamientos" de lo que somos a favor de la verdad de lo que somos? ¿Somos capaces de volver a nuestro Hogar el tiempo suficiente como para descubrir el hecho totalmente asombroso y casi increíble de que somos suficientes, que siempre hemos sido suficientes? ¿Podemos salir del sueño llamado "yo" y darnos cuenta de que no hay nadie separado para ser completado o no completado? ¿Podemos detenernos, descansar y dejarnos llevar por el Silencio despierto que es total, completo, continuamente en paz e indivisible de sus propias expresiones? Si es así, sabrás sin una sombra de duda: Tú eres suficiente.
13 de marzo 2015
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