Sólo hay una existencia
por Swami VivekanandaUn extracto de: las cuatro vías del yoga para llegar a dios
La totalidad del conocimiento humano procede de la experiencia. Al mirar a nuestro alrededor, ¿qué experimentamos? Un cambio continuo. La planta sale de la semilla, se convierte en árbol, completa el ciclo y vuelve a la semilla. El animal llega, vive durante un tiempo, se muere, completa el círculo. Igual que el ser humano. Las montañas también se derrumban, aunque despacio, los ríos se secan lentamente y la lluvia sale del mar y vuelve a él. En todas partes se completan círculos: nacimiento, crecimiento, desarrollo y decadencia, cada uno sigue al siguiente con precisión matemática. Ésta es nuestra experiencia diaria. En todo ello, tras esta vasta masa a la que llamamos vida, con millones de formas y figuras (desde el átomo más pequeño hasta el individuo más espiritual), encontramos una cierta unidad. Todos los días descubrimos que se rompe la pared que aparentemente dividía una cosa de la otra, y la ciencia moderna está reconociendo que toda la materia es una Conciencia que se manifiesta de diversos modos en diferentes formas; es la única Vida que lo impregna todo.
¿Qué somos tú y yo? Tú y yo formamos parte de la Conciencia cósmica, o Inteligencia cósmica. Esta Inteligencia cósmica es lo que la gente denomina Señor, Dios, Cristo, Buda, Brahman o Espíritu; es lo que los materialistas perciben como fuerza, y lo que los agnósticos denominan el infinito, más allá de lo explicable; y nosotros formamos parte de eso.
El alma humana forma parte de la energía cósmica más allá de la vida y la muerte. Tu alma no nació nunca y jamás morirá. El nacimiento y la muerte son sólo del cuerpo, porque el alma es eterna. El Alma Eterna se encuentra detrás de este pequeño universo de la naturaleza. Sólo hay una Existencia, un Ser, el Bienaventurado por siempre, el Omnipresente, el Omnisciente, el que no ha nacido, el que no muere.
El cielo se expande mediante Su control, por Su control se respira el aire, por Su control brilla el sol, y por Su control vive todo.
Él es la Realidad de la naturaleza, Él es el Alma de tu alma, lo que es más, tú eres Él, tú eres uno con Él.
Dondequiera que haya dos, hay miedo, hay peligro, hay conflicto, hay disputa. Cuando todo es Uno, ¿a quién podemos odiar, con quién nos podemos pelear? Cuando todo es Él, ¿contra quién puedes luchar?
Esto explica la verdadera naturaleza de la vida; esto explica la verdadera naturaleza del ser. Mientras sigas viendo muchos, seguirás en una ilusión.
En este mundo de muchos, en este mundo permanentemente cambiante, el que ve el Uno, el que ve El que nunca cambia como el Alma de su propia alma, como su propio Ser, es libre, está bendito, ha alcanzado el objetivo. Por consiguiente, aprende que tú eres Él; tú eres uno con el Dios de este universo.
Todas estas pequeñas ideas de ser un hombre o una mujer, de estar sano o enfermo, de amar, odiar o tener algo de poder, no son más que alucinaciones. Supéralas. Aprende que cada pensamiento y cada palabra que te debilitan en este mundo son el único demonio que existe. El único mal que deberíamos rehuir es cualquier cosa que nos debilite y nos dé miedo. Permanece como una roca; tú eres el Espíritu Infinito. Repite:
Yo soy Existencia Absoluta, Dicha Absoluta, Conocimiento Absoluto, yo soy Él, y, como un león que se libera de su jaula, rompe tus cadenas y libérate para siempre.
¿Qué te atemoriza, qué te domina? únicamente la ignorancia de tu verdadera naturaleza, de tu santidad; no hay nada más que te pueda atar. Tú eres el Uno Puro, el Siempre Bienaventurado. Por consiguiente, si te atreves, reivindícalo: da forma a tu vida a partir de ello. Tú eres uno con el Alma Eterna. Aprende que tú eres Él y da forma a tu vida en consecuencia, pues aquellos que saben esto y modelan sus vidas en consecuencia dejarán de sufrir en la oscuridad.
Todo es Dios
Todas las formas de energía cósmica, como la materia, el pensamiento, la fuerza y la inteligencia, son simplemente la manifestación de esa Inteligencia cósmica, o como lo llamaremos en adelante, del Señor Supremo. Todo lo que ves, sientes u oyes (todo el universo) es su creación, o para ser un poco más precisos, es su proyección, o para ser aún más precisos, es el propio Señor. Él es quien brilla como el sol y las estrellas. Él es la madre de la tierra; Él es el océano. Él llega con las lluvias suaves, Él es el aire que respiramos, y Él es quien funciona como fuerza en el cuerpo. Él es el público que está aquí. Él es la plataforma sobre la que me encuentro, y Él es la luz que me permite ver vuestros rostros. Él lo es todo. Él es a la vez el material y la causa eficiente de este universo; Él está implicado en la célula más pequeña, evoluciona en el otro extremo y se vuelve a convertir en Dios. Él es quien desciende, se convierte en el átomo más pequeño y, lentamente, despliega su naturaleza y se reúne de nuevo Consigo.
Éste es el misterio del universo.
Tú eres el hombre, Tú eres la mujer, Tú eres el caminar seguro de la juventud orgullosa, Tú eres el viejo que camina con muletas. Tú eres todo, Tú eres todo, Señor. Ésta es la única solución del cosmos que satisface al intelecto humano. En una frase: nosotros nacemos de Él, vivimos en Él y regresamos a Él.
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