sábado, 30 de septiembre de 2017

La enseñanza básica

por Ramesh Balsekar
Ramesh Balsekar
[A menudo Ramesh exhorta a sus visitantes a relatar el proceso de su búsqueda. Y una pregunta que hace frecuentemente: "¿Cuál es tu comprensión básica en este momento, como resultado de tus estudios con diversos maestros y de los libros que has leído?". Que yo sepa nadie ha sabido indicar ni una sola vez con precisión cuál es su nivel básico de entendimiento espiritual. El que uno esté de acuerdo o no con Ramesh no es el punto, pero el visitante no tiene dudas acerca de la descripción que Ramesh brinda de su enseñanza fundamental.]

La enseñanza comienza con el bhakti

RAMESH: La gente me pregunta si hay algo especial en lo que yo digo. Yo diría que sí. Lo especial en mi discurso es que comienzo con bhakti y termino con la comprensión (jñana). ¿Qué es bhakti? Hágase Tu voluntad. El "yo" dice: "Tú eres todo lo que hay. Hágase Tu voluntad".
WARRIK: Cuando usted dice: "Hágase Tu voluntad", yo comprendo que quiere decir que, de hecho, la voluntad de Dios siempre se está haciendo.
RAMESH: Eso es correcto. ¡Se estuvo haciendo, se está haciendo, y se hará!
WARRIK: Y es imposible que se haga nada que no sea la voluntad de Dios.
RAMESH: Eso es correcto. Sin embargo, en verdad ése no es el punto relevante. El punto relevante es que "yo" no soy nada. Ése es el punto relevante. Tú (Dios) eres todo lo que hay. Tu voluntad prevalece siempre. Por eso, pensar que "yo puedo hacer cualquier cosa; yo puedo hacer algo; yo puedo lograr algo", es ridículo. Ése es el punto relevante. Aceptación, aceptación total del hecho de que un objeto creado es impotente, es el punto relevante.
La cuestión de quién es la voluntad que prevalece —y tú le llamas Dios— es un concepto necesario, ya que el individuo se encuentra indefenso. Así que la mente-intelecto crea un objeto que es todopoderoso y luego dice que todo sucede de acuerdo con Su voluntad, lo que significa que no es "mi" voluntad. Así, aceptar que "yo" no soy nada, que "yo" soy simplemente un objeto a merced de la voluntad de Dios, es básicamente la más pura devoción, o bhakti. Por ende, lo que digo comienza estrictamente con bhakti: Hágase Tu voluntad.
 

La enseñanza básica

RAMESH: ¿Tengo una enseñanza básica? Sí. Lo básico es que todo lo que hay es la Consciencia; no hay "nadie" que haga ninguna acción. Nada sucede, a menos que sea la voluntad de Dios. Y cuando digo "Dios" no me refiero a una entidad todopoderosa, ya sea dentro o fuera de la manifestación. Al decir "Dios" me refiero a la Fuente, a la Consciencia —el Uno-sin-segundo— dentro de cuyo reflejo ocurre el funcionamiento de la manifestación.
El Buda dijo: "Los eventos ocurren, las acciones se llevan a cabo, pero no hay ningún hacedor individual". Ésa es la enseñanza básica. Nadie hubiera podido ponerlo en términos más breves o simples. Los eventos ocurren. Las acciones son llevadas a cabo. No hay un hacedor individual de éstas. Si no hay un hacedor individual, entonces es irrelevante "quién" sea el que haga las acciones. Pero si el intelecto formula la pregunta y necesita una respuesta, entonces al intelecto se le dice: "¿De quién es la acción? Es la acción de Dios".
 

Silencio y símil

RAMESH: Cuando hablas y utilizas un símil, ese símil se basa sólo en objetos. Por lo tanto, como decía Ramana Maharshi a menudo: "La única enseñanza es el silencio". Cuando utilizas cualquier concepto, cuando utilizas cualquier símil, cuando utilizas cualquier metáfora, todos están basados en objetos.
TIM: ¿Existe una transmisión de conocimiento por medio del silencio?
RAMESH: ¿Existe la transmisión de la Verdad por medio del silencio? Sí. Pero muy, muy pocos organismos están programados para poder aceptar la Verdad por medio del silencio. Por consiguiente, debido a la compasión que sentía por los muchos que no están programados para poder aceptar la Verdad a través del silencio, Ramana Maharshi comenzó a hablar. Utilizó un símil como ejemplo para explicar esto: algunos pocos son como la pólvora, una chispa y se enciende. Quizá los buscadores que son como la pólvora no puedan aceptar el silencio, pero una chispa, una palabra —Todo lo que hay es la Consciencia, "nadie" hace nada, nada sucede a menos que sea la voluntad de Dios— y la pólvora se prende. Así que quien está programado para ser la pólvora, quien está programado para ser el carbón seco y quien está programado para ser el carbón mojado, es la voluntad de Dios. Pero Ramana Maharshi también brindó consuelo a aquellos que son como el carbón mojado y que necesitan mucho trabajo: tu cabeza ya se encuentra dentro de las fauces del tigre, no hay escapatoria. Por eso, deja que el proceso se tome todas las reencarnaciones que la Fuente quiera.
 

La divina broma: el ego que desea la aniquilación

RAMESH: La resistencia es el ego, y el ego, que no está bromeando, no se dará por vencido fácilmente.
ROBERT: Pero el deseo de aniquilar el ego es justamente lo que lo mantiene vivo.
RAMESH: Para que veas, ésa es la broma. Ésa es la Divina broma. El ego es la hipnosis Divina. ¿De dónde vino el ego? Ésa es la pregunta, ¿no es así? Todo el mundo dice que el problema es el ego. Todo lo que tienes que hacer es renunciar a "tu" ego. Pero nadie te dice cómo renunciar a "tu" ego. ¡"Tú eres el ego! El "yo" es el ego y el ego no va a cometer suicidio. El ego puede provenir únicamente de la misma Fuente de la que ha provenido todo. La manifestación física ha provenido de la Fuente. El "yo" ficticio ha provenido de la Fuente.
¿Por qué la Fuente creó el "yo" ficticio? Porque sin el "yo" no ocurrirían las interrelaciones humanas. Y sin las interrelaciones humanas la vida, tal como la conocemos, no podría ocurrir. Así que, para que ocurra la vida tal como la conocemos —para que el lila , o juego de Dios, pueda suceder—, las interrelaciones humanas deben suceder. Y para que sucedan las interrelaciones humanas el ego tiene que estar presente. "Ego" significa sencillamente la creación de un sentimiento a través de la hipnosis Divina de que "yo" soy un hacedor, un ser separado que controla su propio cuerpo. Pero todo lo que existe realmente es un organismo cuerpo-mente y la energía que fluye a través de él.
Ésa es la base [conceptual], exactamente igual a un aparato eléctrico y la electricidad que funciona a través de ese aparato. Pero si el aparato eléctrico fuese hipnotizado, entonces pensaría en función de un "yo" que tuesta el pan, un "yo" que licua, un "yo" que produce luz. Básicamente se trata sólo de la electricidad y el aparato. En nuestro caso es sólo la misma cosa: Fuente, Dios, Energía, y el organismo cuerpo-mente a través del cual está funcionando la Energía, o Dios. Así que Dios ha creado el ego, y es Dios el que en algunos casos comienza el proceso gradual de la aniquilación del ego.
(Extracto de ¿A quién le importa?)
Fuente: Ramesh Balsekar. ¡A quién le importa! (Trompa de Elefante, 2004)

miércoles, 27 de septiembre de 2017

La diferencia de nisargadatta entre consciencia y conciencia

por Premananda
Este es un correo que envié a un Egroup dedicado a las enseñanzas del sabio hindú Nisargadatta Maharaj. Ver: http://groups.yahoo.com/group/Nisargadatta/
Nisargadatta Maharaj
Nisargadatta, quien falleció en 1982, fue un sabio auto-realizado que enseñó un camino consistente en permanecer constantemente con la pregunta interna "¿Quién soy yo?" Este camino de auto-indagación también fue enseñado por el gran sabio Ramana Maharshi de Arunachala, que murió en 1950. Ambos dijeron que al morar en la pregunta de nuestra identidad real, finalmente, una serie de realizaciones ocurren que conducen a la auto-realización o conocimiento del Ser, que no es diferente de la realización de Dios. Este correo trata de la sutil distinción que hizo Nisargadatta entre las palabras "consciencia" y "conciencia". (1)

Consciencia (Consciousness) y Conciencia (Awareness)

He notado en algunos correos una confusión, una que yo también tenía cuando comencé a leer Nisargadatta. Se trata de la diferencia entre la forma en que él utiliza los dos términos "consciencia" y "conciencia".
Nota: Al ser tan parecidas en su escritura "consciencia" y "conciencia" a partir de aquí escribiremos Conciencia con mayúscula inicial.
Como la mayoría de gente siempre había pensado que estas dos palabras significaban básicamente la misma cosa, pero Nisargadatta las utiliza para señalar dos significados muy diferentes. Cuando utiliza el término "consciencia" parece equiparar este término con el "Yo Soy" y cuando habla de la "Conciencia", está apuntando a algo completamente más allá de la consciencia ("Yo Soy"), es decir, a lo Absoluto.
Por lo que tengo entendido hasta ahora de lo que él dice de la consciencia, es que es todo lo que conocemos, es el sentido fundamental de presencia que sentimos, y que es un sentimiento universal del sentido de ser. Consciencia = "sentido de presencia" = "eseidad (sentido de ser)" = el "Yo Soy".
Estos cuatro términos se equiparan a lo largo de sus charlas. Y mientras nos dirige, y nos ponemos en camino, para ser simplemente conscientes del "Yo Soy", para llegar a la realización de que somos la consciencia misma, y no el cuerpo o la mente o los pensamientos e identificaciones de la mente, él hace un giro sorprendente al final de todo eso. Cuando se ha establecido la realización de que yo soy la consciencia misma (y él siempre señala que ésta se refiere sólo a la consciencia universal, la misma que hay en un ser humano o en una vaca o en un perro o en una hormiga), cuando me doy cuenta de que yo soy el "Yo soy " él nos lleva a la siguiente realización, que es cuando posteriormente me doy cuenta de que NO soy el "Yo soy ", soy más allá de eso, ¡yo soy únicamente la Conciencia pura!
¡Estos son saltos impresionantes! En su uso de la palabra "consciencia" siempre está el toque de la dualidad. Si soy consciente es en relación con ser inconsciente. Si "Yo soy" es siempre en relación con el "no-yo". Si soy consciente es siempre consciente DE algo. La consciencia siempre tiene un objeto del cual soy consciente. Así, mientras que la realización de mi identidad como el "Yo soy" es mucho más cercana a la realidad que la idea de que "yo soy fulano de tal, una persona" todavía hay un paso para la realización final de lo Absoluto, que yo soy la Conciencia no-dual que permite que la consciencia sea consciente. La Conciencia es eso que brilla a través de la consciencia, pero que está más allá de la propia consciencia. Así que "Conciencia" es diferente de "consciencia" en las conversaciones de Nisargadatta. La Conciencia pura es lo Absoluto, sin la cual no puede haber consciencia.
Otra forma en que lo dice es que la Conciencia "es aquello por lo que yo sé que yo soy". Así, la Conciencia está ahí antes de que el "Yo soy" (o consciencia) aparezca, y está ahí después de que la consciencia desaparece (inconsciencia o la muerte). Así que la Conciencia está más allá incluso de la consciencia universal. Otra forma en que hace esta distinción es diciendo que lo Absoluto es "Conciencia inconsciente de sí misma". Esa afirmación suya es casi como un koan Zen, pero creo que la idea es de una Conciencia sin un rastro de distinción o dualidad. Habla de ella como "brillante", y siendo un misterio sin causa. Está incluso más allá de nuestra idea de Dios, y por eso no la llama "Dios", sino que simplemente dice "lo Absoluto", o la realidad última, más allá del tiempo, que siempre fue y siempre será.
Así, mientras que la consciencia es siempre consciente DE algo (dual), la Conciencia no es DEalgo, ni siquiera es consciente DE sí misma, y por lo tanto es absolutamente singular, no-dual.
Esta diferencia entre el uso de las palabras "consciencia" y "Conciencia" me llevó mucho tiempo comprender, porque en realidad no hacemos esta distinción en el lenguaje común. Ser consciente (being conscious) o darse cuenta (being aware) se consideran como lo mismo. Pero Nisargadatta utiliza los términos de manera diferente y la diferencia es una gran clave, creo, para entender lo que está tratando de transmitirnos.
Me quedé sorprendido cuando me di cuenta de que había hecho una especie de "truco" en el que nos lleva de una realización a otra. Este es el truco: en primer lugar, nos está diciendo que nos demos cuenta de que somos realmente el "sentido de presencia" o el "sentido de ser", y cuando por fin nos damos cuenta de ello él nos da la vuelta a la realización inmediata superior y dice lo que parece ser todo lo contrario: "¡NO, tú no eres ese "Yo Soy" tampoco! Tú eres/estás más allá de la eseidad, más allá de la consciencia, más allá de la sensación de presencia, tú eres la Conciencia pura única por la cual lo consciente ha sido capaz de llegar a ser: tú eres solamente la absoluta Conciencia pura original". Esta última realización sólo puede proceder de la realización anterior. Primero debo darme cuenta de que yo soy el "Yo soy", la consciencia universal, después de esto puedo darme cuenta de que NO soy el "Yo soy". Yo soy en realidad únicamente lo Absoluto, ¡y nada más REALMENTE existe en lo Absoluto! Todo lo demás no es más real que un sueño.
¡Esto para mí es simplemente impresionante! Nadie más que Nisargadatta había hecho nunca esta línea de realización tan clara para mí. Es totalmente simple, de verdad, pero difícil permanecer con ello y abrirse. Elegante pero sutil. Por eso él nos dice que debemos llegar a estar totalmente obsesionados con ello. Debemos desarrollar una intensa NECESIDAD DE SABER. No se puede jugar con ello y esperar llegar a alguna parte. Cuando él describe el momento antes de su propia realización, dice que estaba pensando y reflexionando sobre esto ¡casi en cada momento de la vigilia! ¡Estaba OBSESIONADO con averiguar lo que realmente era! El juego habitual con palabras no tiene ningún significado en ese nivel de meditación constante. Simplemente se convierte en una cuestión de vida o muerte para descubrir realmente por uno mismo lo que uno es. Esto es religión al más profundo nivel, la verdadera penetración en la realidad absoluta.
Así que la consciencia y la Conciencia pura son realmente muy diferentes, aunque la consciencia sólo puede existir como consecuencia del previo resplandor de la Conciencia pura. La Conciencia, por otra parte, no depende de ninguna manera de la consciencia, y ni siquiera es tocada por ella. La consciencia viene y va, despierta y sueña, nace y muere, pero la Conciencia siempre está ahí. La consciencia aparece de repente por la mañana encima de la siempre existente Conciencia pura no-dual inmortal y no-nacida. Aparte de ese Absoluto, no hay realmente nada.
Otra cosa interesante que está confusa al principio es como Nisargadatta sigue machacando con la pregunta sobre "¿Cuándo apareció usted por primera vez? ¿Cuál fue ese preciso momento cuando supo por primera vez que usted ES?" Esa es una pregunta muy difícil, pero él dice que es de extrema importancia que sea contemplada. ¡No puedo recordar la primera vez que supe que yo era! ¡No tengo ni idea! ¿No es eso algo misterioso en sí mismo? Todavía me intriga esto mucho, pero estoy empezando a sospechar que tal vez su énfasis sobre esta pregunta podría ser para prepararnos para la realización final: que yo NO soy ese "Yo Soy". En otras palabras, este "Yo soy" tuvo un principio, pareció surgir de la nada, y tendrá un fin. Así que tengo que estar más allá de ese "Yo soy", porque yo soy el conocedor de ese "Yo soy". Yo no soy realmente el "Yo soy", sino más bien ESO que es consciente del "Yo soy".
Me llevó años resolver todo esto. Cada realización se basa y se hace posible debido a las realizaciones anteriores, y la realización final puede incluso parecer contradecir una realización anterior.
1. En primer lugar me doy cuenta de que no soy todas esas otras cosas que la gente suele pensar que son. Yo no soy una persona. La persona es recuerdos, conocimientos, hábitos y otras identidades falsas: "Fulano de Tal". Así que prescindo de eso. Puedo ver que todo es una falsa identidad construida con pensamientos.
2. Luego me doy cuenta de que no soy incluso las cosas más íntimas que la gente por lo general piensa que son. Yo no soy el cuerpo (esta es la más difícil, como Nisargadatta señala una y otra vez). Yo no soy la mente ni tamapoco sus pensamientos. Yo no soy tampoco la química de todo esto. Uno podría pasar toda la vida y no salir nunca de esta realización.
3. Después me doy cuenta de que si restamos todo lo anterior, ¿qué queda? Sólo mi sentido de la propia existencia, mi sentido de presencia, mi sentido de estar aquí, la consciencia. Me doy cuenta de que yo soy esa consciencia única, el sentimiento de existir. Tengo que ser ESO. ¿Qué ES eso? Es muy sutil. Pero ahora me estoy acercando. Esta es la realización de la frase mística "Yo soy el que soy". Y junto con esta etapa de realización viene la realización de mi universalidad. Esta realización, esta toma de consciencia del "Yo soy" trae consigo la comprensión explosiva de que no hay tal cosa como un individuo, el "Yo soy" es universal, cada persona y cada ser vivo lo siente de la misma manera. Nosotros no creamos nuestro sentido del "Yo soy". Más bien hemos heredado el anterior sentido existente de presencia del estado de ser (eseidad) original, que apareció por primera vez de forma espontánea en el fondo del vacío, o la Conciencia pura no-objetiva.
4. Cuando estoy así establecido en el sentimiento de identidad con este sentimiento universal de presencia, o el "Yo soy", estoy por fin listo para la realización final. Recuerde, la realización del "Yo soy" es ya un estado muy alto, y muchos simplemente se quedan aquí para disfrutar de la vida en el estado de ser impersonal universal. Este es el conocimiento de Dios y el conocimiento de que Yo soy Dios. Pero algunos pocos (raros) siguen adelante y siguen indagando más profundamente y llegan a la avanzada realización de que TODO estado de ser, incluso el estado de ser de "Dios" sigue siendo una forma de ilusión y de dualidad, y se darán cuenta y entrarán y "llegarán a ser" la Conciencia pura única, renunciando incluso a esa última y muy alta identidad que es el "Yo soy" universal. La consciencia continuará sin duda, y todas las actividades de la vida, pero la identidad de mi mismo será establecida ahora de vuelta a su lugar de origen, la Conciencia pura, la cual era antes de la consciencia.
Este último paso es aún incomprensible para mí, pero me gusta pensar en él una y otra vez. Muchos pueden renunciar a las falsas identificaciones menores, deshaciéndose de ellas como andrajosas ropas viejas y desnudarse hasta la singular consciencia universal. Pero, ¿quién puede renunciar a ese sentido de ser en sí? Nos encanta ser, y tenemos un miedo terrible a no ser nunca más. ¡Es espantoso! Vista desde un nivel inferior la realización final parece la absoluta y completa aniquilación misma, ¿y quién en la tierra quiere ser completamente aniquilado? Por lo tanto, ¡muy pocas almas raras logran la realización final! Por encima de todo, ¡YO QUIERO SER!
Pero el verdadero sabio llega a la realización final y al paso final y de hecho es completamente aniquilado. "Él" deja de existir, y todo lo que queda de él es lo que estaba allí en el principio del mundo, como el Buda se convirtió en el Vacío mismo y entró en el gran nirvana. Un amigo mío lo llamó "El Gran Suicidio". Entonces uno se da cuenta de la realidad final increíble y aterradora: no hay nada. Y aunque realmente y verdaderamente no hay absolutamente nada, al mismo tiempo esa nada está inexplicablemente llena de plenitud con un indescriptible "algo que no es una cosa," la Conciencia pura, lo Absoluto, inconsciente de sí mismo. Esa es la única y sola "cosa-que-no-es-una-cosa" que es verdaderamente real. Todo lo demás es falso, un fraude hecho de espacio-tiempo, de cosas que comienzan y terminan y van y vienen, el Gran Maha Maya, los sueños de la mente universal.
Que una criatura humana pueda realizar ESTO es un milagro para mí, un milagro en este increíble sueño-Creación. Todo este asunto perturba la mente. La mente no puede comprenderlo, porque la mente es demasiado limitada. Como todos los sabios han enunciado, no es una cuestión de ganar algo, es sólo una cuestión de eliminar cosas, y eliminar más cosas, hasta que lo que siempre estuvo ahí comienza a brillar. Indudablemente yo no puede CREAR la realidad última. Todo lo que puedo hacer es limpiar el espejo para que la luz de la incomprensible Conciencia pura pueda reflejarse a través del espejo y brillar. Es por eso que Nisargadatta dice que la auto-realización es muy simple y fácil, y sin embargo es muy sutil y difícil. Eliminar toda la suciedad del espejo no es tan fácil como parece, aunque eso es realmente todo lo que hay que hacer.
Por encima de todo, al contemplar todo esto, uno siente a veces deseos de postrarse y dar gracias al cielo de que sabios como Nisargadatta, y tantos otros, especialmente en épocas antiguas (como el "satya yuga" o la edad de la verdad), han nacido y mostrado el camino. Como señala Nisargadatta, nuestras vidas, si sumamos todo esto, es fundamentalmente una experiencia del sufrimiento general. Entre unas cosas u otras, desde el nacimiento a la muerte, hay un sinfín de problemas, deseos incumplidos, luchas y esfuerzos, y sufrimiento. De vez en cuando algunos momentos felices nos mantienen en el camino. De hecho, si no hubiera tal posibilidad como la realización y la liberación, uno podría decir que el suicidio era una preferible salida y una respuesta a los sufrimientos de la vida.
Pero esa Conciencia se ha abierto paso en los casos de muchos sabios y santos y ha probado a lo largo de toda la historia humana que una gloriosa libertad es verdaderamente posible. Desde los antiguos Vedas y los Upanishads hasta las enseñanzas de Cristo, una y otra vez, algunos raros han demostrado a la humanidad que la evolución entre los iguales a los ángeles es posible. Por ello hay que estar siempre agradecidos a lo largo de nuestra andadura, y seguir las enseñanzas e instrucciones de aquellos como Nisargadatta, con gran sinceridad, amor y alegría.
Artículo relacionado: Conciencia y consciencia, por Ramesh Balsekar
FuentePremananda's page
  1. Hemos optado por traducir los términos ingleses Consciousness y Awareness por los equivalentes en español de "Consciencia" y "Conciencia" porque así figuran traducidos en la mayoría de los libros de Ramesh Balsekar, discípulo directo de Nisargadatta, y que él equipara con Fenómeno (Consciencia) y Noúmeno (Conciencia).

lunes, 25 de septiembre de 2017

El Camino de la Belleza

Una introducción a la naturaleza de la percepción

por Rupert SpiraEnero de 2013
Belleza
El artista y poeta William Blake dijo: "Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es, Infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna".
¿Qué quiso decir con esto? ¿Cómo puede un objeto finito, como un árbol, mesa, silla, persona, o casa ser infinito?
Tenemos que comprender en primer lugar que la palabra "percepción" incluye a todos los cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato.
El pensamiento convencional nos dice que la experiencia de la percepción se divide en dos ingredientes esenciales: uno, un sujeto que percibe y dos, un objeto que es percibido. Este entendimiento está incrustado en la estructura del lenguaje con frases tales como: "Veo el árbol", "oigo el viento", "toco a la persona", "me gusta la manzana" y "huelo la flor".
En cada caso, un sujeto ―"yo", el sí mismo (self)― se une a un objeto ―el árbol, viento, persona, manzana o flor― a través de un acto de percepción, es decir, a través de un acto de ver, oír, tocar, gustar u oler.
Ahora bien, con el fin de comprender la naturaleza de la percepción, tenemos que explorar ambos lados de esta ecuación ―"yo", el sujeto y el objeto o mundo. Tradicionalmente, los místicos han explorado la naturaleza del "yo", el sí mismo, y los artistas y los científicos han explorado la naturaleza del objeto o mundo.
En otras palabras, los místicos han tendido a mirar hacia dentro, dirigir su atención hacia el centro de su ser o naturaleza esencial, y los científicos y artistas han tendido a mirar hacia afuera, hacia los objetos de la naturaleza y el mundo.
A primera vista puede parecer que ambos están establecidos en direcciones opuestas. Sin embargo, si cada parte explora con suficiente profundidad, es inevitable que llegarán a la misma conclusión. De hecho, la razón por la que en la mayoría de los casos las conclusiones de los místicos, por un lado, y la de los artistas y científicos por el otro, tienden a diferir tan radicalmente, es sólo porque cada parte no explora con suficiente profundidad.
El pintor Paul Cézanne dijo: "Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con ojos nuevos, desencadenará una revolución". La revolución a la que hace referencia es la unión de estas dos perspectivas ―la convergencia de la profunda comprensión del místico, el artista y el científico― y las implicaciones que esto tiene en todos los aspectos de nuestras vidas.
Así que vamos a explorar, en pocas palabras, estas dos perspectivas.

La naturaleza del Sí mismo (Self)

El pensamiento convencional nos dice que es el "yo", el cuerpo-mente, el que es consciente de los objetos y del mundo. Sin embargo, una simple y clara mirada a la experiencia nos indica que somos conscientes del cuerpo y de la mente de la misma manera en que somos conscientes de los objetos y del mundo.
En otras palabras, el cuerpo-mente no es el sujeto de la experiencia. El cuerpo-mente es un objeto de la experiencia, que aparece y desaparece como todos los demás objetos. Ahora bien ¿qué es el sujeto perceptor que llamamos "yo", que conoce o es consciente de todos estos objetos percibidos, es decir, del cuerpo, la mente y el mundo?
El "yo" se refiere a lo que sea que es consciente de los objetos del cuerpo, la mente y el mundo. Este "yo" no se puede encontrar como cualquier tipo de objeto, es decir, como un pensamiento, sentimiento, sensación o percepción. Y sin embargo "yo" estoy innegablemente presente y consciente.
Por lo tanto, estar presente y consciente es inherente al "yo", que por esta razón se le denomina a veces como "Conciencia", que simplemente significa la presencia de eso que es consciente. Esta Conciencia que es nuestra naturaleza esencial es como una apertura consciente y vacía en la que toda experiencia tiene lugar, pero en sí misma no es una experiencia.
La Conciencia no está localizada en el tiempo y por lo tanto es eterna o siempre-presente; no puede ser encontrada en el espacio y por lo tanto es infinita, es decir, que no tiene cualidades observables o finitas.

La naturaleza del objeto, el otro o el mundo ― de la materia a la mente

El pensamiento convencional nos dice que un objeto está hecho de algo inerte llamado "materia". Pero, ¿qué dice la experiencia?
Tomemos el mundo aparente que ahora vemos. Nuestra única experiencia de tal mundo es su percepción actual. En realidad, no podemos decir legítimamente que conocemos o percibimos un mundo que existe independientemente, es decir, un mundo que existe por sí mismo, independiente de nuestra percepción. Todo lo que podemos decir legítimamente, basándonos en la experiencia real, es que conocemos nuestra percepción del mundo.
De hecho, no podemos decir legítimamente que conocemos nuestra percepción "del mundo", ya que, como hemos visto, nunca entramos en contacto con dicho mundo. Sólo conocemos su percepción. Así que, en lugar de decir que conocemos nuestra percepción "del mundo", sólo podemos decir legítimamente que conocemos percepción.
Así que, después de haber descubierto que en realidad nunca conocemos, percibimos ni entramos en contacto con un objeto o mundo como tal, ahora podemos explorar nuestra experiencia más profundamente.
¿Encontramos realmente un objeto llamado "una percepción", o más bien encontramos la experiencia de percibir? Vemos claramente que en realidad nunca encontramos el objeto visto; sólo encontramos la experiencia de ver. Nunca encontramos el sonido escuchado; sólo encontramos la experiencia de escuchar. Nunca experimentamos un objeto llamado "un sabor"; sólo conocemos la experiencia de gustar.
De esta manera, vemos claramente que la experiencia no consiste en una colección de objetos o nombres, conocidos por un separado sujeto independiente. Más bien, es más como un flujo de experiencia en la que el sujeto y el objeto aparentes figuran como uno. De hecho, en el nuevo idioma de la no-dualidad podríamos decir que sólo hay verbos, ¡no nombres! No hay "yo veo el árbol", sino más bien, "hay ver"; no hay "yo escucho el viento", sino más bien, "hay escuchar".
El objeto aparentemente percibido, como tal, está empezando a perder su solidez, separación, alteridad, objetualidad. En otras palabras, el objeto visto o escuchado parece existir a una distancia de nosotros, pero la experiencia de ver o escuchar siempre tiene lugar cerca, íntimamente una con uno mismo.
Por lo tanto, hemos descubierto que realmente nunca conocemos, percibimos ni entramos en contacto con algo inerte llamado "materia", sino que todo lo que conocemos es "mente". Es decir, todo lo que conocemos o experimentamos del aparente objeto o mundo es "percibir" ― es decir, ver, oír, tocar, gustar y oler. Ahora bien, ¿cuál es la naturaleza de percibir?

La naturaleza de la percepción ― de la mente al Puro Conocer

¿Quién o qué es lo que conoce o es consciente de la experiencia de percibir?
Pregúntate: "¿Cuál es la relación entre la experiencia de percibir y el conocer de ella?"
Mira a ver si puedes encontrar estos dos elementos en tu experiencia: uno, percibir y dos, el conocer de ella. ¿No son el "percibir" y "el conocer de ella" una y la misma experiencia?
De esta manera, descubres que la experiencia no está dividida en dos ingredientes esenciales. La experiencia no se compone de una parte que conoce y otra que es conocida. No se divide inherentemente en un sujeto y un objeto.
No encontramos una percepción y el conocedor de esa percepción. Encontramos que la percepción está hecha de la experiencia de percibir, y que el percibir y el conocer de ella son uno y lo mismo.
En otras palabras, el percibir está hecho de puro Conocer. Extiende una mano imaginaria en tu experiencia y trata de tocar la materia de la que el percibir está hecho. Trata de tocar la materia de la que el ver, el oír, el tocar, el gustar y el oler está hecho.
Todo lo que encontramos, conocemos o experimentamos es el conocer de ella (de la experiencia). En realidad, no encontramos el conocer de ella, al igual que anteriormente nunca encontramos nuestra percepción del mundo. Sólo encontramos puro Conocer.

La Luz del Puro Conocer

Y ¿qué es eso que encuentra, conoce o es consciente de este puro Conocer? ¿Es el Conocer conocido por algo distinto de sí mismo? ¡No! Este Conocer se conoce a sí mismo. Este puro Conocer, o Conciencia, nunca conoce, es consciente de, o entra en contacto con nada que no sea sí mismo.
Por esta razón yo lo llamo puro Conocer. Es un Conocer que no está contaminado con la más mínima traza de subjetividad u objetividad. No conoce nunca nada que no sea a sí mismo. Y el nombre que comúnmente se da a la ausencia de un objeto u otro, a la ausencia de separación o dualidad, es belleza o amor.
No conocer a un aparente objeto como "un objeto" es la experiencia de la belleza. No conocer a un aparente otro como "un otro" es la experiencia del amor.
La belleza y el amor no son dos tipos especiales de experiencia que están limitadas a uno o dos objetos o personas; son la naturaleza de toda experiencia. Desde el punto de vista de la Conciencia o puro Conocer ―que es el único punto de vista real― toda experiencia está hecha sólo de belleza y amor. Es decir, desde el punto de vista de la Conciencia o puro Conocer, sólo hay el puro Conocer mismo, siendo, conociéndose y amándose únicamente a sí mismo.
Por lo tanto, desde el punto de vista de la Conciencia o puro Conocer, no hay objetos o yoes finitos. Solamente desde el punto de vista de un yo finito imaginario se experimentan los objetos o yoes finitos. Desde el punto de vista de la Conciencia o puro Conocer, sólo hay su propio yo (self) infinito y eterno, y todos los aparentes objetos o yoes finitos son únicamente eso.
"Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombre como realmente es, Infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna". Cuando la experiencia ya no se imagina o se siente dividida en dos ingredientes esenciales ―un sujeto llamado "yo", dentro del cuerpo-mente, y un objeto, el otro o el mundo, que está a distancia y hecho de algo que no sea nosotros mismos― se conocerá y se sentirá como realmente es, infinita y eterna.
Todo, todas las cosas aparentes, brillan con la luz del puro Conocer. Como dicen los sufíes, "Dondequiera que mi ojo se detiene, veo el rostro de Dios".
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domingo, 24 de septiembre de 2017

ADVAITA - LA ENSEÑANZA

por Ramesh Balsekar
Todo lo que hay es Realidad,
y toda ilusión, toda forma, toda sombra no puede ser
sino un reflejo de esa Realidad.
Ramesh Balsekar
Advaita (a + dvaita = no dualidad) quiere decir que la Fuente, sea cual sea el nombre que se utilice para ella (Energía Fundamental, Consciencia, Plenitud, Dios, etc.) es Unicidad, Unidad, No Dualidad. La manifestación que emerge de la Fuente está basada en la dualidad, es decir, la inevitable existencia de pares de opuestos polares interconectados: hombre y mujer, belleza y fealdad, bien y mal. En todo momento deben existir a la fuerza pares de opuestos interconectados de todos los tipos posibles. El sabio acepta la dualidad, que es el fundamento mismo de la vida, y permanece anclado en la paz y la tranquilidad mientras afronta, como cualquier otra persona, el placer y el dolor que le trae la vida. La persona corriente no acepta esta dualidad ―la existencia en todo momento de opuestos interconectados― sino que persigue un elemento del par buscando la exclusión del otro y, por tanto, es infeliz. El sabio acepta la "dualidad" de la vida; la persona corriente escoge entre los opuestos interconectados y vive en la infelicidad del "dualismo".
El hombre sabio ve cómo en el día a día se llevan a cabo elecciones entre los opuestos polares, pero es plenamente consciente del hecho de que en cada caso las elecciones tienen lugar de acuerdo con la programación del organismo en cuestión y, por lo tanto, no son decisiones tomadas por una entidad individual. Por consiguiente, el sabio siempre está en armonía con la Fuente. Cuando el destello de Comprensión Final tiene lugar, no es improbable que el individuo tome consciencia plena de la totalidad indivisa del universo y perciba con claridad que el espectro de opuestos polares es una gran ilusión, como una pelea fingida entre amantes en una obra de teatro. El resultado puede ser un ataque incontrolado de risa o un intenso llanto.
Con sólo permanecer plenamente conscientes de esto, la vida deja de ser un continuo proceso de elegir, comparar, juzgar, culpar y alabar en el que el estado de Testigo ―la observación impersonal que resulta de la aceptación de Lo-Que-Es― se da sólo en contadas ocasiones.
 
En la vida cotidiana uno debe afrontar problemas que tienen un asombroso número de causas aparentes y de posibles consecuencias. Por lo tanto, una cuestión de interés es la de si existe una causa básica común a dichos problemas que pueda ser aislada y tratada. Sin duda, la causa básica del conflicto y la infelicidad humana es el "dualismo", que es un concepto distinto del de "dualidad". La diferencia esencial entre ambos conceptos debe ser analizada concienzudamente y comprendida en toda su profundidad. De hecho, esa comprensión podría ser por sí misma la solución de la infelicidad humana, pues liberaría al ser humano del dilema en el que se encuentra sumido en su infatigable búsqueda de una felicidad completa.
La "dualidad" es polar, es decir, está basada en la interrelación entre pares de opuestos y, por consiguiente, no implica una verdadera separación; por el contrario, "dualismo" significa oposición, separación y, por tanto, conflicto. La manifestación fenoménica es, por tanto, un proceso de objetivación que, por la propia naturaleza de este proceso, precisa de la dicotomía entre dos elementos: un objeto que percibe y un objeto que es percibido. Éste es el proceso conocido como "ditalidad": todos los fenómenos perceptibles sensorialmente corresponden a la correlación de un sujeto (el objeto que percibe) y un objeto (el objeto que es percibido).
Por consiguiente, sin el proceso de la dualidad no puede existir ningún fenómeno. Además, ninguno de los dos objetos fenoménicos (ni el sujeto que percibe ni el objeto que es percibido) tiene en sí mismo una existencia autónoma: la existencia del uno está supeditada a la existencia del otro.
Cuando se comprende la esencia de la dualidad, desaparece el problema del samsara (la vida cotidiana fenoménica) y de la esclavitud del individuo imaginario, por la sencilla razón de que se percibe con claridad que el "individuo" en cuestión es tan sólo el aparato psicosomático, el instrumento a través del cual tiene lugar el proceso de percibir y conocer. Nuestra infelicidad, nuestro conflicto y nuestra esclavitud surgen como resultado de la identificación errónea de Lo-Que-Somos (Consciencia) con el elemento objeto-perceptor como entidad autónoma, lo cual produce en la mente-total (Consciencia) una dicotomía entre sujeto y objeto.
Esta identificación o "entificación" como entidad separada e independiente (como pseudo-sujeto) es el "dualismo" (el maia) que resulta de la aplicación errónea, en la vida cotidiana, del principio original de la dualidad. Por su propia naturaleza, este proceso está basado en un principio de polaridad y de interrelación y, por tanto, en él no tiene sentido la separación. Es esta entificación ilusoria la que provoca todo el conflicto, todo el sufrimiento, toda la infelicidad a la que se conoce comúnmente como "esclavitud". La percepción directa, instantánea y total de la naturaleza ilusoria del pseudo-sujeto como hacedor independiente significa, por sí misma, la liberación de dicha esclavitud.
 
La Comprensión última de Lo-Que-Es, no una mera comprensión intelectual, trae consigo verdadera humildad y la aniquilación de la sensación de ser el hacedor en la entidad egoica. Esto hace que las acciones sean naturales y espontáneas, lo que refleja el hecho de que la verdadera inteligencia humana (no la mente-intelecto) no es algo ajeno a la naturaleza del ser humano. La inteligencia humana es un aspecto intrínseco del universo fenoménico que mantiene el orden funcional en un equilibrio dinámico a través de la operación de la Consciencia, que es el sustrato de la manifestación fenoménica.
Este equilibrio en el orden funcional de la manifestación fenoménica se mantiene a través del mecanismo natural de polaridad entre lo que aparentemente son elementos opuestos. Por ello, cualquier conflicto basado en la existencia de pares opuestos rígidos e irreconciliables como bien y mal, sujeto y objeto, "yo" y "otro", resulta necesariamente superficial y sólo puede tener relevancia en un contexto cultural y temporal concreto.
 
La aceptación total de que nadie es el hacedor de ninguna acción está basada en la comprensión de que la percepción en el mundo fenoménico es una función impersonal y nouménica. Dicha percepción es percepción pura, pues no hay nada que sea percibido y no hay nada ―ningún objeto que asuma pseudo-subjetividad― que perciba. Aunque nuestro condicionamiento no nos permitirá aceptar esto fácilmente, el hecho es que, como seres sensibles, objetivamente no somos sino imágenes ilusorias de un sueño. Cualquier existencia fenoménica es una mera sombra que emerge en la Consciencia y todas las características de los seres sensibles ―su forma, su percibir, su conocer, su sentir, etc.― no son sino movimientos en la Consciencia, exactamente como sucede en el sueño. Así, todos los acontecimientos son movimientos en la Consciencia que precisan de la estructura imaginada del espacio y el tiempo para que puedan ser percibidos sensorialmente y medidos en duración, justo como sucede en el sueño.
La cuestión esencial que debe ser comprendida es que la Consciencia, en la que todo tiene lugar como en un sueño, es el soñador. Éste es el aspecto subjetivo y de percepción dinámica de la Consciencia estática, mientras que el aspecto objetivo es el elemento percibido, soñado y discernido. Dicho de otro modo: el sueño, constituido por la manifestación fenoménica, tiene lugar en la Conciencia, es percibido y conocido en la Consciencia y es interpretado por la Consciencia a través de la dualidad, que es el principio básico de toda manifestación fenoménica: la relación sujeto-objeto. Hay que tener presente que esta dualidad en la relación sujeto-objeto es meramente el mecanismo o instrumento a través del cual tiene lugar la manifestación ―y es, por supuesto, un concepto― con el resultado de que lo percibido no puede ser otra cosa que aquello que percibe. Todo lo que existe es Consciencia: el sujeto y el objeto, unidos inseparablemente cuando no están manifestados y concebidos, sólo aparecen como duales y separados cuando son concebidos en la manifestación fenoménica.
Esto está más claro y seguramente es más convincente si se analiza el estado de sueño. Lo que durante el sueño nos parecen personajes reales vivos con sentimientos y reacciones ―incluyéndonos a nosotros mismos― se ven al despertar como una serie de formas ilusorias totalmente desprovistas de toda elección o volición. Esta vida cotidiana, en la que pensamos que somos sujetos en relación a otros seres humanos que constituyen nuestros objetos, realmente es un sueño viviente que, en esencia, no es diferente en modo alguno del sueño personal. Estamos totalmente equivocados cuando pensamos que somos entidades autónomas e independientes que pueden pensar, elegir y tomar decisiones. Si tan sólo revisáramos con calma cualquier período de nuestras vidas, sin duda encontraríamos que, aunque pensábamos que estábamos tomando las decisiones, los acontecimientos han tenido lugar de acuerdo con un plan maestro que se desarrolla a una escala gigantesca y en el que hemos sido meros peones.
El caso es que en este sueño viviente que es la vida, todos los personajes son meros objetos en la mente que sueña ―que es el contenido de la Conciencia― a través de un proceso de la dualidad al que se da el nombre de "causación". No puede haber ningún sujeto distinto de la Consciencia, con el resultado inevitable de que ¡el objeto es el sujeto, lo percibido es quien percibe! Hay una anécdota interesante al respecto sobre el sabio chino Chuang-Tse. Una mañana les dijo a sus discípulos que había soñado que se había convertido en una mariposa que volaba por el jardín revoloteando de flor en flor, y que estaba preocupado. Los discípulos se rieron y dijeron:
―Sólo fue un sueño, Maestro.
Chuang-Tse dijo:
―Esperad. Si pensáis que no hay razón para preocuparse estáis equivocados. Ahora, cuando estoy despierto estoy intrigado. Tengo una duda muy seria. Si Chuang-Tse puede soñar que se ha convertido en una mariposa, ¿por qué no puede soñar la mariposa que se ha convertido en Chuang-Tse? Ahora, ¿quién es realmente quién? ¿Soy una mariposa que sueña que se ha convertido en Chuang-Tse o soy Chuang-Tse soñando que se ha convertido en mariposa?
El sueño del vivir, visto de forma fenoménica, es tan sólo una apariencia en la Consciencia, percibida y conocida por la Consciencia y, en ese sentido, es una apariencia tan ilusoria como la de un espejismo. Pero vista de forma nouménica, la manifestación fenoménica no sólo no es pensamiento sino que lo es todo, puesto que los elementos esenciales en el sueño no pueden ser nada distinto del propio soñador. "Aquello-que-sueña", el aspecto subjetivo de la Consciencia, es a la vez el sueño y todo lo que hay en el sueño. Es decir, los seres sensibles, que de forma fenoménica son simples objetos en la manifestación, son en realidad el Sujeto puro, el Plenum Potencial. Fenoménicamente, este Sujeto puede asemejarse a la vacuidad de la nada, que resulta cuando los opuestos interconectados de la dualidad se superponen y dan lugar a la negación total. En este sueño viviente lo que despierta no es el objeto. El despertar sucede cuando tiene lugar la des-identificación del soñador con su objeto, cuando la entidad se disuelve como resultado de la comprensión de que lo que parecía un objeto es, de hecho, el Sujeto puro.
Cuando se reconoce que la percepción verdadera es el funcionamiento objetivo del Sujeto, el pseudo-sujeto desaparece y la entidad egoica es aniquilada. Por ello, la verdadera percepción consiste en no ver los fenómenos como nuestros objetos. En el momento en que percibimos los fenómenos como nuestros objetos, establecemos una relación objetiva con las cosas y creamos una dicotomía entre sujeto y objeto, entre "uno mismo" y "otro". Es esta separación aparente la que causa el sufrimiento y la que se conoce como "esclavitud". Percibir de forma nouménica no es una percepción objetiva sino subjetiva, en el sentido de que, con la comprensión de que ni el objeto ni su sujeto existen salvo como apariencias, los fenómenos se ven como algo que no está separado de nosotros mismos. Por lo tanto, la verdadera percepción se produce cuando se deja de conceptualizar, viendo así el universo fenoménico sin comparar, sin elegir, sin juzgar, sin establecer con el mismo una relación sujeto-objeto.
¿Cuál es el sentido de esta verdadera percepción? ¿Qué sucede? La respuesta es "no sucede nada" y "sucede todo". "Nada" porque todo lo que ocurre es conceptualización y cuando ésta se detiene lo único que sucede es que "nosotros" (como "Yo" subjetivo) seguimos siendo lo que éramos "antes de nacer". Y "todo", porque la nada del vacío fenoménico es en realidad la plenitud del Plenum Potencial nouménico. Es decir, cuando la conceptualización cesa, el falso ver, el "ver-hacia-fuera", se detiene y lo que queda es el "ver-hacia-dentro", la Fuente misma de toda visión; no un ver desde la entidad sino desde dentro, desde la Fuente, un ver Nouménico en el que no hay entidad alguna.