viernes, 17 de noviembre de 2017




"Yo Soy" Dios ― La Realidad Última

por Michael JamesExtracto (3) de la introducción a: la felicidad y el arte de ser
Arunachala Light

Las gentes que practican la devoción dualista, creen que la forma más alta de devoción a Dios ―la forma más pura de amor― es entregarnos completamente a él. Para entregarse a él, ellos tratan de negarse a sí mismos abandonando su apego a todo lo que consideran como "mío", y en particular renunciando a su propia voluntad individual. Así pues, la plegaria última de todo devoto verdadero es, "Hágase tu voluntad ―no mi voluntad, sino solo la tuya".
Sin embargo, mientras la mente exista, inevitablemente tendrá una voluntad suya propia. El deseo y el apego son inherentes a la mente, el material mismo del cual ella está hecha. Por lo tanto, mientras nos sintamos como un "yo" individual, tendremos también una voluntad individual, y sentiremos un sentido de apego a "mío". La única manera en que podemos entregar nuestra voluntad y abandonar todos los apegos, es entregando la mente que tiene una voluntad individual y siente apego al cuerpo y a otras posesiones.
Tratar de entregar nuestra voluntad individual y el sentido de "mío" ―los deseos y apegos― sin entregar efectivamente la individualidad, el ego o sentido de ser un "yo" separado, es como cortar las hojas y las ramas de un árbol sin cortar su raíz. Hasta que y a no ser que cortemos la raíz, las ramas y hojas continuarán brotando una y otra vez. Similarmente, hasta que y a no ser que entreguemos el ego, la raíz de todos los deseos y apegos, todos nuestros esfuerzos por abandonar los deseos y apegos fracasarán, debido a que continuarán brotando una y otra vez en una forma sutil u otra. Por lo tanto la auto-entrega solo puede ser completa y final cuando el sí mismo individual, la consciencia limitada que llamamos "mente" o "ego", es entregada completamente.
Mientras sintamos que existimos como un individuo que está separado de Dios, no nos hemos entregado completamente a él. Aunque en verdad somos solo la consciencia pura, ilimitada y no-personal "yo soy", que es el espíritu o forma verdadera de Dios, sentimos que estamos separados de él debido a que nos tomamos erróneamente por una consciencia individual limitada que se ha identificado con un cuerpo particular.
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