Artículos - Jean Klein
Un diálogo con Jean Klein y Michael Toms (Non-Duality Press, 1989)
Michael Toms: Jean, ¿cuál es su idea acerca de la vida? ¿Qué es la vida para usted?
Jean Klein: La vida es consciencia y la consciencia es vida. Pero hay que hacer una distinción entre la consciencia, la vida, y sus expresiones. Sus expresiones aparecen en el espacio y el tiempo, son objetos. Pero estos objetos se refiere a la consciencia, a la vida. Hasta que no hayamos entendido la vida, la consciencia, estas expresiones son todavía reconocidas como objetos. Pero una vez que uno entiende la vida, que tú ERES la vida, entonces estos objetos no son considerados más como objetos, son simplemente consciencia. Se refieren a la consciencia y tienen su propio origen en la consciencia.
Este es un momento muy importante. De lo contrario sólo sería una relación entre un objeto y un objeto, lo que significa conflicto. Pero cuando el objeto se refiere a su origen, la consciencia, no hay más conflicto. La vida, la consciencia ― nunca se pueden objetivar. La consciencia es el sujeto último, el sujeto último de todos los objetos. Como hemos dicho, nunca puede ser un objeto. Y nosotros SOMOS consciencia. Nosotros somos realmente cuando estamos ausentes. Somos la ausencia de nosotros mismos. Y en la ausencia de nosotros mismos hay vida, hay consciencia, hay felicidad. Amo la vida y la vida es el amor.
MT: Solemos ver cosas ahí fuera y lo que le oigo decir es que está sugiriendo que no hay nada o ninguna cosa ahí fuera. Que más bien somos parte de eso.
JK: No hay nada fuera de la consciencia. Los objetos, lo que uno ve, lo que oye, lo que huele, lo que saborea, se refiere... diría que tiene su origen en la consciencia, en la vida y se refieren a la vida. Así que no hay nada fuera, todo está dentro. Todo lo que está fuera es percibido en el espacio y el tiempo, pero la consciencia o la vida es un continuo, ES. Así que las expresiones de la vida apuntan a la vida. Son más o menos punteros, pero no son la vida. Son realmente vida cuando uno está establecido conscientemente en la vida, en la consciencia. Entonces, estos objetos se refieren a la consciencia. Entonces son algo diferente. Todavía son en cierta forma objetos, pero ya no son objetos en el sentido ordinario.
MT: Esta es una definición más amplia de la consciencia de la que solemos tener en Occidente ― lo que le escucho decir. Porque normalmente nos referirnos a la consciencia ya sea como consciencia despierta o dormida. No pensamos que la consciencia resida fuera de nosotros.
JK: Sí. Cuando hablamos de estos tres estados, la vigilia, el sueño, y el sueño profundo, la realidad subyacente es la consciencia. Principalmente estamos despiertos en los objetos, pero no estamos despiertos en la consciencia. La consciencia, nuestra verdadera naturaleza, es cuando hay una ausencia de nosotros mismos. En realidad somos nuestra ausencia. Nuestra ausencia es presencia.
MT: Jean, cuando usted dice que nuestra ausencia es nuestra presencia. ¿Quién está ausente?
JK: Lo que somos, nunca puede ser objetivado. Por lo tanto, todo tipo de llegar a ser, de lograr, de conseguir se aparta lejos de lo que somos. Lo que somos, es lo más cercano a nosotros. Lograr y llegar a ser, sólo pueden ser un objeto. Pero lo que somos no puede ser nunca un objeto. Somos el sujeto último. Llegar a ser, lograr, cualquier técnica es muy buena para aprender un idioma, para aprender una ciencia, pero para conocer lo que somos fundamentalmente ― lo somos. Es lo más cercano a nosotros.
Creo que es más importante ver que no hay nada que lograr, nada que alcanzar. Cuando lo ves realmente, cuando lo entiendes realmente, toda la energía que has gastado en lograr, en llegar a ser se detiene, llega a un punto muerto. Y yo diría que en este punto muerto, no hay ninguna dirección más a dónde ir. Toda la energía vuelve a su origen. Y este momento se refiere a sí mismo. Es su propio conocimiento, libre de cualquier agente. Así que el término, del que hablamos muy a menudo, la iluminación, ocurre sólo cuando ves el momento en que no hay nadie. En el momento en que ves que no hay nadie, ninguna entidad, entidad personal, eso es iluminación. Así que nunca puedes ir hacia ella. Sólo puedes ver lo que no es, lo que no eres, el cuerpo, los sentidos y la mente.
MT: Recuerdo las palabras de Lao Tzu, "El Tao que puede ser nombrado no es el verdadero Tao".
JK: Exacto. Cada paso que das, aunque sea un pelo, te sales del camino.
MT: Nosotros pensamos de nosotros mismos que somos criaturas racionales, lógicas, pensantes. ¿Qué pasa con el proceso del pensamiento en medio de esta comprensión viva?
JK: El pensar, si lo ves desde un nivel muy alto es un pensar diferente. El verdadero pensar nunca comienza con el pensamiento. En el verdadero pensar, debemos apartar la mirada del pensar. Al igual que hay que apartar la mirada de la meta (Jean realiza la acción de tirar de un arco). Así que el pensar debe estar libre de toda intención. Por supuesto, el pensar racional, el pensar práctico, el pensar científico comienza con un pensamiento. Pero el pensar creativo se inicia desde el silencio. Todo pensar tiene su propio origen en el silencio, incluso el pensar racional, el pensar práctico, el pensar calculador.
MT: ¿Así que la fuente de la creatividad puede estar también en el silencio?
JK: Sí. En el silencio es nuestra potencialidad, nuestra creatividad. Pero este silencio no es el silencio de la mente. La mente de vez en cuando puede ser silenciosa. Pero el silencio del que estamos hablando está más allá de la mente. Cuando la mente comprende sus límites, entonces la mente brinda libertad. Y creo que cuando la mente se vuelve aquietada estamos abiertos a la verdadera quietud, momentos atemporales en los que no hay más momentos, en los que hay eternidad.
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