Swami Vivekananda (1863-1902) fue el principal discípulo de Ramakrishna y la voz que enseñó al mundo sobre Vedanta.
Representó al hinduismo en el primer Parlamento de las Religiones del mundo en Chicago, en 1893. Como sus discursos tuvieron un éxito inmediato, fue invitado a dar conferencias en toda América y Europa. Vivekananda fue un hombre de gran presencia espiritual y de un extraordinario intelecto.
La mayoría de las Sociedades Vedanta que fueron fundadas en América y Europa en los años ’30 hallan sus raíces en Vivekananda o en aquellos que lo escucharon a través de los años 1893 hasta 1900.
Luego de su primera visita al occidente, Swami Vivekananda retornó a la India, donde fundó la Orden Ramakrishna en 1898.
La vida y obra de Swami Vivekananda tienen la vastedad y profundidad que corresponde a un gigante espiritual de su talla. Él construyó su obra sobre la base de su total renunciación. Su mensaje está atravesado por una fuerza incontenible que ha levantado, y levanta, a miles del pozo del pequeño yo. Su pasión fue demostrar a todos su inherente grandeza, hacer de los hombres un sólido bastión de espiritualidad.
Vivekananda quería que cada uno reconociera su naturaleza divina y se erigiera como un faro en la costa, arrojando luz para guiar a otros a través de la oscuridad del océano del mundo.
Amaba a Dios en todas sus manifestaciones, pero especialmente en su pura expresión humana. Invocó como uno, sino el único, de los principios de la Orden, el del servicio a Dios en el hombre, destacando que servicio y adoración son uno. Quería que cada uno se volviera consciente de su propia fuerza espiritual como la de otros y que manifestara esta conciencia en un incansable servicio a la humanidad toda.
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